En unos tiempos en que no conseguimos salir de la espiral negativa que la crisis provoca, o sea, que hablamos de ella, de sus consecuencias sobre nuestras vidas y de las que nos rodean, una simple noticia llegada desde una ciudad industrial como es Cleveland de la “vuelta a la vida” de tres mujeres secuestradas una década atrás nos reconforta.
Su renacimiento, o el hecho de que se hubiera perdido toda esperanza de encontrarlas con vida, ha arrojado un halo de optimismo , de alegría en medio de más y más noticias que nos llenan de angustia. Resulta curioso constatar que el caso se parece y mucho a un episodio que recuerdo de una serie ya longeva aquí como es Mentes Criminales, con lo que otra de las conclusiones que uno saca es que la realidad y la ficción se pueden inspirar mutuamente, se copian entre ellas muchas veces.
Que tres chicas secuestradas en momentos diferentes del tiempo, con dos años de diferencia entre ellas, hayan pasado retenidas , juntas, entre 8 y 10 años puede resultar increíble . ¿Nadie las vio? ¿Nadie oyó nunca nada? Como en aquel caso de Natalia Kampusch, la estupefacción se nos pinta en el rostro.
Son momentos para tratar de renacer, de iniciar una singladura nueva, dejar atrás viejos conceptos que siempre nos han acompañado. No hacen falta diez años, solo con unos días, para tratar de darnos ánimos, y empujar…
Dicen los expertos que las crisis se han sucedido desde el crack del 29, y que en España ya vivimos la de los setenta, la del petróleo, la postolímpica, pero no creo que fueran ni de largo, parecidas a esta. Hoy, toda la ribera mediterránea está en cuestión por su viabilidad europea, y hasta ahora, lo más extraño es que no se haya alterado el orden público más allá de los scratches, las manifestaciones más o menos violentas por parte de algunos pocos. Hay que volver a nacer…limpiando nuestro cerebro de corsés que hoy ya no sirve…