«Cualquier compañía tiene políticas de apoyo a la salud física, pero muchísima gente pasa por problemas emocionales: una separación, el acoso escolar de un hijo, un despido, un jefe que te lleva por el camino de la amargura…»
«En 2000 pusimos en marcha una plataforma de atención telefónica cuyos empleados son personas con un grado elevado de discapacidad. Todos los días pasaba por allí delante. Fue siempre muy terapéutico para mí ver a personas que, con independencia de sus condiciones físicas, se desarrollaban perfectamente»
«Han pasado 3 años y medio desde nuestra creación y tenemos ya 30 clientes. Son grandes y pequeñas empresas. Hay nombres importantes como Mémora, Granini, la propia DKV y otras grandes marcas»
«Ofrecemos servicios de apoyo emocional a los empleados de esas compañías, a los familiares de estos e, incluso, a sus clientes. Las compañías son quienes pagan el servicio y sus empleados pueden disfrutarlo sin coste»
«Se dice que un mal jefe es mucho peor que un mal médico. Que te puede hacer la vida imposible. Nosotros nos dedicamos a atender problemas que la gente normalmente no cuenta»
«Creo que hay muchas entidades que hacen responsabilidad social corporativa, pero de cara a la galería, pensando más en la foto»
Actualmente forma parte de DKV, donde es director general de Seguros y Vida. Pero también es el impulsor de una fundación. ¿Esta última fue una idea propia o fue un proyecto de DKV?
La idea es propia. DKV, donde trabajo, siempre fue una organización pionera en la responsabilidad social corporativa (RSC). En 2000 ya pusimos en marcha una plataforma de atención telefónica cuyos empleados -es decir, quienes dan servicio- son personas con un grado elevado de discapacidad. Tuve la suerte de que mi oficina estuvo muchos años físicamente al lado de esa plataforma. Todos los días, antes de llegar a mi despacho, pasaba por allí delante. Fue siempre muy terapéutico para mí ver a personas que, con independencia de sus condiciones físicas, se desarrollaban perfectamente. Hace cuatro años pensé que había llegado el momento de hacer algo por mí mismo.
¿Cómo lo planteó?
En mi actividad dedicamos mucho tiempo a ayudar emocionalmente a las personas. Cuando alguien fallece, por ejemplo, enviamos a un psicólogo para que alivie a sus seres queridos. A partir de esa experiencia y de mi relación con entidades sociales especializadas en atender a gente mayor, decidí impulsar un nuevo proyecto que, por un lado, ofreciera servicios de atención psicológica y, por otro, que dedicara los beneficios de esa actividad a entidades sociales que ayuden a personas mayores.
¿Le fue fácil encontrar a sus primeros patronos?
Facilísimo. Son todas ellas personas del mundo de los negocios, abogados, médicos… Eso sí, busque a amigos. Es decir, a personas con las que me sintiera cómodo trabajando. El primero a quien le conté el proyecto y que apostó por él fue Josep Santacreu, consejero delegado de DKV. Como antes le decía, este no es un proyecto de DKV, pero la compañía proporcionó un soporte económico inicial imprescindible. Luego busqué a un director general, que llevara todo el proyecto adelante. El elegido fue Joan Piñol, un especialista en servicios de atención psicológica. Seguidamente buscamos a 10 personas vinculadas a estos ámbitos y creamos un patronato. Finalmente, otras 10 personas se añadieron para constituir un consejo asesor.
¿A dónde diría usted que ha llegado la Fundación Salud y Persona?
Han pasado 3 años y medio desde nuestra creación y tenemos ya 30 clientes. Son grandes y pequeñas empresas. Hay nombres importantes como Mémora, Granini, la propia DKV y otras grandes marcas. Ofrecemos servicios de apoyo emocional a los empleados de esas compañías, a los familiares de estos e, incluso, a sus clientes. Las compañías son quienes pagan el servicio y sus empleados pueden disfrutarlo sin coste.
Y su enfoque ha sido el de la asistencia a la salud emocional.
Así es. Las Naciones Unidas dicen que la salud es un estado de bienestar que abarca lo físico, lo mental, lo social… Nosotros nos hemos enfocado hacia lo emocional y mental, porque creemos que es lo que menos se ha atendido hasta ahora. Cualquier compañía tiene políticas de apoyo a la salud física, pero muchísima gente pasa por problemas emocionales: una separación, el acoso escolar de un hijo, un despido, un jefe que te lleva por el camino de la amargura…
Los jefes, a veces…
Se dice que un mal jefe es mucho peor que un mal médico. Que te puede hacer la vida imposible. Nosotros nos dedicamos a atender problemas que la gente normalmente no cuenta. Cuando tienes un problema con tu pareja, por ejemplo, te lo guardas y lo cuentas como mucho a tu círculo más íntimo. Pero llega un día en que esto se convierte en una enfermedad: depresiones, ansiedad, estrés… Un tercio de la población sufre de esas patologías. Y los expertos aseguran que el 50% de la población está expuesta a que le pase alguna de estas cosas a lo largo de su vida: ¿a quién no se le ha muerto un familiar o un ser querido? Todo el mundo necesita ayuda, y nosotros estamos trabajando en dos proyectos para ello.
¿Cuáles son?
Una forma es la del apoyo presencial, a través de psicólogos. Contamos con una red importantísima distribuida por toda España. Más de 400 gabinetes concertados, que dan servicio en cualquier momento. Incluso en urgencia. Actuamos como si fuéramos una empresa, con la única diferencia de que nuestros beneficios se dedican a fines sociales. Creo que hay muchas entidades que hacen responsabilidad social corporativa, pero de cara a la galería, pensando más en la foto. Se lo creen más bien poco. Es importante que las empresas asuman que tienen una responsabilidad con la sociedad. Ganamos dinero gracias a ella y hay que devolverles su parte.
Además contamos con un servicio de atención telefónica 24 h atendido por psicólogos y vamos a incorporar en breve una app que permitirá a los usuarios hablar con un psicólogo de forma directa. Y, más recientemente, junto con la Universitat Autònoma de Barcelona, estamos trabajando en el desarrollo de un chatbot o robot que puede hacer un pequeño cuestionario y un chequeo. Con tus respuestas te describe si necesitas ayuda o no. Es un proyecto a futuro.
Los clientes de ustedes son las empresas y los usuarios son los empleados y los clientes de estas. ¿Tratan a cada usuario de manera confidencial?
Totalmente. Quien llama a la Fundación dice: “hola, soy DKV 01” y no hay que dar ninguna póliza, ni ningún otro dato. El secreto está garantizado. El objetivo es dar un servicio al empleado y a su entorno familiar, que también queda atendido: los padres, cónyuges, hijos, etc.
También organizan reuniones y eventos de tipo profesional, según leí en la prensa.
Hemos creado un club de directores de recursos humanos, o de dirección de personas. Cada mes nos reunimos y traemos a alguien que nos hable sobre temas relacionados con la salud emocional. El 26 de noviembre, por ejemplo, tenemos previsto que un directivo importante de ACCIONA nos venga a compartir su experiencia en relaciones humanas dentro de las empresas. Acuden unos 25 o 30 directivos del club a cada sesión.
Hay otro colectivo importante en la sociedad. Es el de los seniors. Dentro y fuera del mundo laboral. ¿Cómo les ayudan?
Ciertamente, el profesional senior tiene ciertos problemas dentro del mundo de la empresa. Un proyecto que hicimos incluso antes de arrancar la fundación fue el de lanzar cinco proyectos vinculados a ese colectivo. Uno de ellos fue el de mentorías, en el que personas de entre 55 y 64 años ayudan a jóvenes recién integrados, formándoles y trasladándoles los valores de la empresa.
Fuera del ámbito empresarial ayudamos a personas mayores que viven en soledad. Nos encontramos cada día con personas que no tienen la capacidad de salir a la calle. Cuando uno entra en ese mundo, se da cuenta de las muchas necesidades que hay.
¿También trabajan para el colectivo de los autónomos?
Gran pregunta. Hace unos 7 meses cerramos un acuerdo con el Ayuntamiento de Barcelona y la PIMEC (cabe decir que Antoni Cañete, su responsable, es miembro de nuestro consejo asesor). Ahora ofrecemos servicio a 130.000 autónomos de la ciudad de Barcelona. Es un proyecto muy gratificante que queremos ampliar al resto de ciudades, ya sea para afiliados a PIMEC o para otras entidades con las que podamos llegar a acuerdos.
Con lo que ustedes manejan, y hablando tanto con las personas, deben ustedes saber mucho de cuáles son los males de la sociedad…
Tenemos un problema: no tenemos dinero para desarrollar todas las ideas que se nos pasan por la cabeza. Una de ellas es la de crear un Observatorio de la Salud Emocional. Aquí tendría cabida lo que Ud. plantea. Creo que este tipo de información debe ser puesta a disposición de quien tenga capacidad para mejorar el conjunto de la sociedad.
Las Naciones Unidas también mencionan una serie de objetivos que la humanidad debería cumplir para llegar al año 2030 en condiciones de sostenibilidad. ¿En cuántos están ustedes?
El pasado 2 de octubre celebramos un acto en el CaixaForum de Barcelona. Acudieron 330 directivos de 200 empresas. Les mostramos como estamos cumpliendo diversos de esos objetivos: sobre pobreza, igualdad de género, personas… Si tiene la oportunidad, vea el video de este acto en YouTube. Nos gustaría celebrar un evento de estos al año.
Lo pondremos como referencia en la entrevista. Díganos: ¿usted está actualmente centrado en la fundación o todavía desarrolla su actividad en DKV?
Según mi acuerdo con la compañía, debería estar dedicado un 60% a la compañía y un 40% a la Fundación. La realidad es que este proyecto cada vez exige más dedicación. Fíjese: nos han llamado desde Chile para desarrollar proyectos. Creo que en todas partes existe la misma necesidad…