Entrevistamos hoy a Ferran Caudet, uno de los fundadores del movimiento Economía Humana, quien presenta un libro lleno de testimonios que explican cómo hacer que el mundo logre las cosas de otra manera.
¿Cuál ha sido su camino formativo y cómo ha desarrollado su perspectiva sobre la economía humana?
Yo no provengo de una formación en Economía, sino en Comunicación. Entré en el mundo económico por circunstancias de la vida. Ahora dirijo Economía Humana, que es un ecosistema de emprendimiento que busca humanizar la economía. Trabajo como consultor para distintas organizaciones. Pienso que son más importantes la vocación y la conexión profunda con unos conocimientos, que la formación reglada que uno haya podido cursar.
Son más importantes la vocación y la conexión profunda con unos conocimientos, que la formación reglada
¿Qué significa “humanizar la economía”?
Se trata de recuperar una perspectiva de altruismo y de conciencia. La economía, en su origen, nació del cuidado entre las personas. Es lo que nos hizo salir de África. A la famosa antropóloga Margaret Mead le preguntaron cuál había sido el primer signo de civilización humana. Dijo que era el fémur curado de un homínido. Parece ser que se lo había roto en algún momento y que le cuidaron. Solo así pudo curarse. Si no lo hubieran hecho, se lo habrían comido los depredadores.
Así pues, humanizar la economía es repensarla. Es reconectarla con su propósito original: la gestión del Oikos (hogar) y de los recursos, según la etimología griega de la palabra.
Humanizar la economía es repensarla, reconectarla con su propósito original: la gestión del Oikos (hogar) y de los recursos
La economía sostenible y la economía azul son nuevas formas economía sostenible. ¿También encajan en la propuesta de Economía Humana?
En Economía Humana hemos sido cuidadosos y no hemos querido crear un modelo cerrado; el nuestro es un movimiento, una propuesta de conciencia. Introducir conciencia en el mundo económico no solo es posible, sino inevitable.
Introducir conciencia en el mundo económico no solo es posible, sino inevitable
No deja de sorprender que ustedes reclamen conciencia y humanidad, cuando la economía parece decantarse por la inteligencia artificial.
Bueno, al final el problema está en conocer la conciencia con la que se programan los algoritmos. La pregunta es: ¿para qué la IA? Si es para subyugar al ser humano, habremos dado un paso equivocado. Pero si es para facilitar la libertad y el empoderamiento, bienvenida sea.
Pasa lo mismo con el dinero: inicialmente es neutro. Puede servir para el bien o para el mal. Por lo tanto, lo que importa es el para qué… La conciencia que haya detrás de las cosas. ¿Avanzamos hacia un camino evolutivo, o seguimos justificando las guerras?
Si la IA es para subyugar al ser humano, habremos dado un paso equivocado
¿Cómo buscan ustedes aliados para ampliar el movimiento?
El libro que hemos publicado tiene mucho de testimonio personal. Nosotros no venimos a cambiar nada, sino que somos parte de la transformación que ya está pasando. Lo que sucede es que el cambio se produce en ciertos niveles que todavía no han trascendido a los medios de comunicación.
Hay una ley universal, que no falla: la del péndulo. Creo que hemos llegado al límite del egoísmo, de la incidencia en el planeta. Ahora no queda otra que la de volver al otro lado del péndulo. Nosotros somos producto de esa vuelta de péndulo, no lo que lo impulsa.
Creo que hemos llegado al límite del egoísmo, de la incidencia en el planeta. La “ley del péndulo” es inevitable
Usted dice en el libro que pasó por un cambio personal. ¿Eso es así para todos los demás testimonios?
Nos encontramos con un porcentaje importante de personas que abandonan puestos de responsabilidad en grandes empresas. Y con otras personas que, si no lo han hecho, es porque no tienen una alternativa. En sectores como la banca, los porcentajes de unos y otros son muy elevados.
Estamos en un mundo en el que la gente se da cada vez más cuenta de que debe cambiar. Pero este cambio implica una travesía por el desierto, que nos saque de una economía del ego, o “egonomía”, que subyuga, que no deja vivir, que nos atosiga. Al final no es compatible con la vida humana ni en el planeta. Y para dar ese primer paso es preciso contar con la intuición y hacerse preguntas profundas, como por ejemplo el propósito de lo que hacemos y a quién beneficia nuestra energía. Y a veces encontramos algún oasis.
Cada vez nos acercamos más al año 2030, sin haber cumplido con la mitad de lo que las economías mundiales se comprometieron a hacer.
Es evidente que las grandes decisiones económicas de los países dominantes no responden a las agendas de la paz ni de la sostenibilidad. ¿Quién se atreve a ponerle límites a la guerra de Israel contra Palestina, o a la guerra de Putin en Ucrania? Se gana mucho más dinero vendiendo armas.
En el libro, Federico Mayor Zaragoza nos dice que es el momento de los pueblos y las personas. Aquello que la economía global no puede evitar es el cambio de conciencia en las personas, que tiene el poder de transformar. Así sucedió históricamente con la caída del Antiguo Régimen, que fue posible gracias a un cambio en la conciencia social. El rey absolutista y el señor feudal tenían derecho a hacer cualquier cosa. Pero lo perdieron, porque la gente se hartó. Hoy también está habiendo un movimiento en ese sentido. Pero es silencioso, de personas que buscan una economía más consciente.
Es evidente que las decisiones económicas de los países dominantes no responden a las agendas de la paz ni de la sostenibilidad
¿Cómo financian las actividades de su movimiento y cómo afrontan los desafíos de sostenibilidad económica sin recurrir a financiamiento convencional?
Desde el inicio, en Economía Humana decidimos no depender de financiación bancaria, privada o de subvenciones que pudieran condicionar nuestro trabajo. Nos basamos en generar nuestros propios recursos, a partir de nuestra propia creatividad y talento. Llevamos seis años de actividad y nos va muy bien.
Ahora mismo contamos con una consultoría que tiene tanto trabajo que no da abasto. Ofrecemos servicios de asesoría a grandes empresas, algunas de más de 150 millones de euros de facturación, y a personas individuales que creen en esto. También ofrecemos formación en prosperidad y liderazgo. Estos son nuestros principales medios de financiación.
En Economía Humana decidimos no depender de financiación bancaria, privada o de subvenciones que pudieran condicionar nuestro trabajo
¿Cómo se ha expandido el movimiento Economía Humana?
El movimiento lo fundamos entre cuatro personas. Seguimos juntos y formamos una piña. Pero ahora ya tenemos a más gente con nosotros: somos unos ocho o diez consultores que ofrecen servicios a organizaciones y otros seis que ofrecen formación. El movimiento ha crecido de forma orgánica.
Actualmente tenemos presencia en Valencia, Madrid, Sevilla, Córdoba, pero también nos hemos hecho presentes en Argentina, Uruguay y México, entre otros lugares. No somos fruto de una gran campaña de marketing ni de una estrategia a corto plazo, sino de un proceso auténtico y de largo plazo.
¿Cómo evalúan los resultados de Economía Humana, considerando que el dinero no es el objetivo final?
El dinero no es un objetivo, sino un medio. Cuando se hacen las cosas bien, el dinero fluye. La prosperidad va más allá de la cantidad de dinero; es el resultado de la creación y el impacto positivo. De hecho, los 24 testimonios recogidos en el libro reflejan esto: cuando se trabaja con integridad, el dinero fluye. La prosperidad no tiene que ver con la abundancia.
Cuando se hacen bien las cosas, el dinero fluye
¿Cuál es su visión sobre la colaboración y la competitividad en el ámbito económico?
La inteligencia colaborativa surge cuando hemos transcendido la necesidad de competir. La competencia es uno de los pilares de la economía tradicional, pero es algo que nos enfrenta y que genera violencia de una u otra forma. Competir resta, porque uno contra uno somos menos que dos.
En cambio, colaborar suma. Permite que hagamos mucho más en conjunto. Cuando salimos de nuestra “caja” individual, podemos conectar con nuevos talentos y posibilidades. En Economía Humana creemos en la colaboración como un camino de crecimiento.
La competencia es uno de los pilares de la economía tradicional, pero es algo que nos enfrenta y que genera violencia de una u otra forma
¿Cómo ve la influencia de la espiritualidad y la conciencia en el trabajo de Economía Humana?
Nosotros no estamos adscritos a ninguna corriente espiritual, política o alternativa. En el libro hay personas que son ateas, agnósticas o que creen en la reencarnación. Pero todas ellas se basan en la confianza en el ser humano y en la posibilidad de avanzar conjuntamente.
Cómo ha sido el proceso de elaboración del libro?
Es un libro cocinado a fuego lento. Hemos dedicado cinco años a hacerlo. Recoge 24 testimonios de personas que no nos dicen cómo debemos hacer las cosas, sino cómo las han hecho ellos. Hemos cuidado mucho la lista de las personas que participan en él. Son personas que dejan huella en sus entornos profesionales y que tienen grandes lecciones que darnos. Lo que a unos les ha ayudado puede ser útil para personas que transitan por procesos parecidos.
¿Qué importancia le da a la intuición y cómo ve su papel en la educación y formación de las nuevas generaciones?
La intuición es clave. Mi hija, por ejemplo, desde muy pequeña ha experimentado con la kinesiología y la ve como algo natural, como un juego. Sin embargo, el sistema educativo actual no potencia este tipo de capacidades internas ni fomenta otra manera de ver las cosas que no sea la de la economía y la competitividad.
Sir Ken Robinson habla de la importancia de la vocación y de conectar con las capacidades internas, pero no le hicieron mucho caso. Yo creo que estos temas deberían estar más presentes en los sistemas educativos.
¿Cree que las redes sociales y la era digital pueden apoyar a los jóvenes en el desarrollo de una conciencia más profunda?
Mi experiencia con la gente joven es que buscan autenticidad y van allí donde la encuentran. En nuestra juventud hacíamos algo parecido. Creo que les debemos dar los anclajes necesarios para que ellos sigan con su proceso natural. Las redes pueden ser una herramienta de confusión, pero también un medio para aquellos que realmente quieren transformar y liderar el futuro.