En los últimos años, Fibracat se ha destacado por ser uno de los operadores de internet y telefonía más prometedores y de mayor crecimiento en Cataluña. Se rige por valores de proximidad, calidad y un por un carácter marcadamente femenino. Hoy hablamos con Meritxell Bautista, su cofundadora.
Usted es emprendedora tecnológica. Sin embargo, su bagaje profesional no es ingenieril ni informático.
El mío es un caso un poco especial. Yo era muy feliz trabajando en una posición directiva en LG España, con un buen sueldo y piso en Madrid. Pero conocí a Josep Olivet, el cofundador de Fibracat, y nos hicimos pareja. Como no soy de medias tintas, cambié de golpe. Pienso que hay que asumir riesgos. Pero no lo dejé todo por amor: mi gran apuesta fue la de hacer realidad un sueño de emprendimiento, uniendo la increíble capacidad técnica de Josep con mi propio talento comercial y de gestión.
Tenía claro que solo me incorporaría al proyecto si podía hacer lo que yo sabía hacer y podía convertir a Fibracat en una gran empresa, que fuera líder en Catalunya y que pudiera competir con los grandes operadores. Y eso es justamente lo que estamos consiguiendo.
En Catalunya están apareciendo muchos actores nuevos en el sector de la fibra. ¿Contra quién compiten ustedes?
Yo creo que hay mucho desconocimiento del mundo de las operadoras y que en España tenemos un mercado que conviene desmonopolizar. Crear un operador de internet es algo muy difícil y costoso, porque necesitas el know how y también la base tecnológica. En nuestro caso, llevamos 21 años dando servicio desde Altecom (empresa fundada por Josep Olivet y ‘madre’ de Fibracat – Nota del E.) y no somos como un “champiñón” surgido de la noche a la mañana.
Yo creo que hay mucho desconocimiento del mundo de las operadoras y que en España tenemos un mercado que conviene desmonopolizar
Nuestro proyecto se creó para ser el operador líder en Cataluña. En eso somos muy claros. Queremos competir con los grandes aquí. No revendemos los productos de otros, sino que hemos invertido económicamente durante muchos años para ser totalmente independientes. La realidad es que nadie nos marca las pautas de lo que debemos hacer, ni los precios a los que debemos vender nuestros servicios. Eso lo dicta nuestra propia estructura de costes. Y así podemos ser competitivos y generar un servicio de proximidad, que no de catalanidad.
No revendemos los productos de otros, sino que hemos invertido económicamente durante muchos años para ser totalmente independientes
Son dos cosas distintas, sí.
Yo he sido clienta de un gran operador del que no voy a mencionar el nombre, pero que todos conocemos. Todo el mundo tiene una opinión sobre lo que no le gusta de esa empresa y lo que sí. Cuando yo era clienta echaba de menos que me trataran como una persona con distintas necesidades.
Y otra cosa que echaba en falta era que me trataran igual de bien cuando era clienta que cuando querían convencerme de que lo fuera. Esto es como un matrimonio: si te tratan bien durante el noviazgo, lo coherente es que también te traten bien durante el matrimonio.
Muchas empresas ofrecen ventajas a los nuevos clientes, pero castigan a los viejos clientes.
Nosotros hemos intentado que el servicio fuera de auténtica proximidad para el cliente. Por un lado, hablamos la lengua de nuestros clientes cuando les atendemos, ya sea catalán o castellano, aunque mayoritariamente hablen catalán. Pero, por el otro, y sobre todo, les cuidamos mucho. Por ejemplo: no les imponemos permanencias. Si no nos quieren, nos pueden dejar. También les pedimos que si ven que hay algo que no hacemos bien, que nos lo digan.
No imponemos permanencias a los clientes. Si no nos quieren, nos pueden dejar
Y, además, cuando sacamos un nuevo producto y lanzamos una acción que puede ser beneficiosa para captar a nuevos clientes, lo que hacemos primero es trasladar esa ventaja a nuestros clientes existentes. Queremos tratar muy bien a quienes nos otorgaron su confianza al principio, cuando no éramos tan conocidos. Y, a la vez, abrimos las puertas a los nuevos. Esa es la esencia y la clave del éxito: buen producto, de calidad, con seguridad, a buen precio y con un increíble servicio de atención al cliente.
¿Qué han aprendido de estos meses de pandemia?
La pandemia, por desgracia, nos ha hecho descubrir que internet es un servicio básico de la gente, igual que la luz y el agua.
Y que también pueden seguir creciendo, incluso con la crisis.
Tiene una razón de ser. En los dos primeros años del proyecto, entre 2013 y 2014, me dediqué a profesionalizar la empresa. Teníamos claro que no queríamos morirnos de éxito. Fue entonces donde preparamos una estructura para que fuera capaz de asumir no solo los clientes que ya teníamos sino a los que nos fijamos como objetivo: llegar al millón. Si mañana llegaran, estaríamos perfectamente preparados para asumirlos entregando el mismo excelente servicio de hoy. Lo teníamos muy claro y no quisimos pensar a corto plazo. Queríamos ver a dónde queríamos llegar y prepararnos. En este momento estamos capacitados para seguir creciendo. También creo que somos unos privilegiados.
Sabíamos que no queríamos morirnos de éxito. Así que durante los dos primeros años de existencia me dediqué a profesionalizar la empresa
¿Por qué lo dice?
El hecho de ser una empresa tecnológica y de internet nos beneficia, pero la tremenda situación actual nos obliga también a dar más valor a la sociedad. Queremos ayudar a romper la brecha digital y, por esta razón, ayudamos en proyectos solidarios que facilitan el acceso de internet a familias en riesgo de exclusión o el de los niños a la escuela telemática. Uno de esos proyectos es el de “invulnerables”, de la hermana Sor Lucía Caram. Pero hay otros.
¿Por ejemplo?
Durante lo más grave de la pandemia se me partía el alma cada vez que veía a personas muriendo solas en los hospitales, o curarse, sin poder conectar con sus familias para recibir ánimos o para despedirse. Así que participamos en el proyecto Telecomunicat, que facilitaba la conexión a los pacientes de COVID. Creo que era nuestro deber como empresa.
La cifra de un millón de clientes es muy ambiciosa, si se tiene en cuenta que su ámbito de actuación es Cataluña.
Es una bestialidad, sí. Queremos que uno de cada tres catalanes sea cliente nuestro. Pero también sé que podemos lograrlo, o no nos lo habríamos fijado. Es un objetivo a cuatro o cinco años vista y contamos con todas las herramientas necesarias para lograrlo. Esperamos hacerlo bien.
El mercado catalán no es que sea muy grande, que digamos. Algunos otros operadores catalanes también se lo disputan. ¿Cómo es su relación con la competencia?
La realidad es que competimos con los tres grandes operadores. La diferencia es esa, que nosotros somos operadores. Otras empresas también pretenden ocupar parte de la tarta, pero son revendedores puros y tienen otra estructura. Seguro que lo hacen muy bien, pero sin tener el control de la red, difícilmente podrás competir. Además, a cada día que pasa, la necesidad de los clientes es mayor y la competencia se traslada al número de gigas que puedas suministrar.
La realidad es que competimos con los tres grandes operadores. Otras empresas también pretenden ocupar parte de la tarta, pero son revendedores puros y tienen otra estructura
El consumo se ha multiplicado mucho en tan solo un año. Ahora los operadores ya estamos dando 100 gigas en telefonía móvil y 1.000 megas en fibra óptica. Para poder competir en eso necesitas tener una buena base. Revender es una opción de negocio y algunos lo hacen muy bien, pero nuestro modelo tiene más recorrido.
Ahora los operadores ya estamos dando 100 gigas en telefonía móvil y 1.000 megas en fibra óptica. Para poder competir en eso necesitas tener una buena base
¿Reciben apoyo institucional (público) de algún modo?
Somos una empresa privada. No tenemos ninguna expectativa de recibirlo. Ni lo hemos tenido, ni lo tenemos, ni lo hemos necesitado. Como buena empresa catalana, vamos reinvirtiendo todos los beneficios a medida que los vamos generando. Somos como hormiguitas, que vamos creciendo en base a los logros. De ahí ha salido todo lo que tenemos. Además, creo que las ayudas deberían ir destinadas a otras cosas o tener otra forma.
¿Por ejemplo?
Creo que la administración debería ayudar a todos los pequeños operadores locales a la hora de darles acceso al 5G. Es algo que se ha reservado a los tres más grandes. Y no es justo. Hacemos muchas cosas que deberían ser reconocidas.
¿Cree que Barcelona será un buen hub de tecnologías? ¿Se están haciendo las cosas bien?
La verdad es que sí. En Barcelona se está creando un universo de opciones dentro del mundo tecnológico. Además, en España tenemos la ventaja de que las conexiones de fibra óptica son muy buenas. Siempre hay quien vive en la montaña y todavía no puede disfrutar del servicio, pero somos unos afortunados porque tenemos una gran red de operadores locales.
Muchas de las antiguas televisiones regionales por cable de antaño se han reconvertido en operadores locales de internet. Gracias a esos cientos de organizaciones podemos dar servicio de internet allí donde los grandes operadores todavía no apuestan.
Como en su día lo fue Manresa, su ciudad de origen.
Así es. Nos mantendremos allí, a una hora de Barcelona, a pesar de tener oficinas en distintos puntos geográficos y que queremos que nuestra gente pueda trabajar en cualquiera de ellas, porque lo que queremos es que no se nos escape el talento.
Pero, como decía usted, cuando nacimos en 2013, fuimos los primeros en invertir en fibra óptica en la ciudad de Manresa. Ningún gran operador apostaba por ciudades de menos de 100.000 habitantes. Así que ganamos un peso importante y, ante la imposibilidad de hacer grandes campañas de marketing, fuimos los primeros operadores en Europa en suministrar 1.000 megas a los particulares. Creo que si compites contra Goliat, no debes hacer lo mismo que él, porque te arrollará. Hay que buscar otras opciones. Hay que ser humildes y tener cintura.
Sabe que usted, y Fibracat, suponen algo así como un cambio de paradigma. Han recibido todo tipo de premios y reconocimientos…
Fibracat es una mujer. Y es una mujer que se parece a mí. Mido 1,81 metros y, como ve, tengo la cabeza más o menos rapada. Creo que las mujeres debemos hacer un poco de marketing personal y ser referentes para promover el que las niñas y las adolescentes se interesen más por las carreras tecnológicas y científicas. Además, el futuro de las empresas pasa por allí. Quiero que haya una mayor cantera de mujeres trabajando en tecnología en las empresas.
Fibracat es una mujer que se parece a mí. Creo que las mujeres debemos ser referentes y hacer un poco de marketing personal para promover el que las niñas y las adolescentes se interesen más por las carreras tecnológicas y científicas