La luz y el túnel

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Hay que tener siempre cuidado al utilizar frases hechas, aquellas que se encuentran instaladas en la memoria colectiva, y que, tan solo oírlas, te lleva a sacar una conclusión. Pero, a veces, esas frases pueden tener varios sentidos. Y si te cogen el “otro”, el que tú no deseabas, te han fastidiado. Es el caso de la frase de Mariano Rajoy que, con todo el optimismo y buena fe, dijo estar asistiendo a, por fin, “ver la luz al final del túnel”. Primera interpretación, la de Mariano, “ya se vislumbra la salida de la crisis”. Sería el equivalente al ejemplo botánico de Zapatero, esos “brotes verdes” que hoy parecen condenados al ostracismo. Segunda interpretación: ”estamos muertos”. El típico  ejemplo de tránsito de la vida a la muerte, el “ve hacia la luz”, y olvídate de una vez de los problemas de este mundo, que, en el otro, te lo dan todo hecho…
 
Valga este ejemplo para ilustrar un poco lo que puede llegar a ser la utilización de las grandilocuentes y trilladas frases entre nuestros dirigentes. Incluso pueden traicionar a mentes poco sospechosas como Teresa de Calcuta. “El amor verdadero debe costarnos…”¿esfuerzo o pago? Hay que medir siempre nuestras palabras para que nuestro objetivo, la comunicación que deseamos, no se vuelva contra nosotros.
 
Decía el ministro Montoro , el otro día, que había pruebas de que estábamos a punto de “tocar fondo”, con lo que , en su mente, la imagen que , a continuación, se esperaba la fase de “regresamos a superficie” quedaba visible. Pero ¿Cuántas veces han embarrancado submarinos que han varado sus bajos en los lodos del fondo del mar? ¿ todo lo que sube baja? ¿todo lo que baja, sube?
 
El arte del manejo de las palabras, su combinatoria apasionante, quizás preocupe más a quienes las utilizamos a diario para explicar cosas, pero  con el tiempo, te das cuenta que es tu valor añadido, tu capital humano, sobre todo porque el “pelotón perseguidor” viene preparado más en otras áreas que en esta, la verdad…El arte de un monólogo, el de un artículo de opinión, el de un breve poema, o una prosa corta es  un bien preciado.
Supongo que, por eso, muchos políticos dicen que “los hechos, y no las palabras son la base”, que “no soy orador”, o que seré breve y luego dan vueltas como un avión tratando de aterrizar en plena niebla…
 

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