Resulta que estamos en un país “gran elaborador de vinos de calidad”. Y resulta que estamos en un país “pequeño consumidor de vinos de calidad”. ¿Cabría hablar de la paradoja española?. Qué estamos haciendo entre todos, viticultores, elaboradores, negociantes, prescriptores, restauradores… Si tenemos buenos vinos a buenos precios, ¿por qué se consume tan poco en nuestro país? ¿Será por nuestro “carácter” de segundones en todo? (¿tendrá todo esto conexión con los resultados de la selección de fútbol y perdón por el comentario?). Al final tendremos que echar mano de los psicólogos para acabar de creer en lo que hacemos…
Señores/as restauradores/as: empecemos por dejar probar los vinos a precios justos.
Espero que no se enfaden conmigo los propietarios del céntrico restaurante barcelonés donde probé el vino que hoy nos ocupa. Ahí tienen una buena carta de vinos, bien estructurada por zonas vitivinícolas… aunque no todos los precios los encontré ajustados.
Me aconsejaron un vino de la Ribera del Duero que me sorprendió satisfactoriamente.
Muy aconsejable con cazuelas, carnes rojas, estofados,
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