Esade plantea la necesidad de digitalizar los Bancos de Alimentos para combatir el hambre y el desperdicio alimentario

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A raíz de la pandemia, los solicitantes de ayuda a los Bancos de Alimentos han aumentado un 30% en Europa. Este incremento pone de manifiesto algunas ineficiencias de estas organizaciones. El Instituto de Innovación Social de Esade analiza, en su último informe, las iniciativas de éxito a nivel mundial con el fin de evitar el desperdicio alimentario aprovechando las tecnologías digitales

Los Bancos de Alimentos afrontan una paradoja alimentaria. Mientras se desperdicia la quinta parte de los alimentos producidos, el 25% de los hogares padecen inseguridad alimentaria. Además, a raíz de la pandemia, los solicitantes de ayuda a los Bancos de Alimentos han aumentado un 30% en EuropaEste incremento ha puesto de manifiesto algunas ineficiencias de estas organizaciones entre las que destacan la falta de voluntarios, la interrupción de las cadenas de donación debido a los encierros obligados y su escasa digitalización. Estas son algunas de las conclusiones que el Instituto de Innovación Social de Esade ha avanzado en la octava edición de su ‘Antena de Innovación Social’, titulada Del almacén a la plataforma: reinventando los Bancos de Alimentos a través de la economía digital’, en el que los investigadores Liliana Arroyo y David Murillo, ponen de manifiesto la necesidad de digitalizar los Bancos de Alimentos para combatir el hambre y el desperdicio alimentario abordando las ineficiencias del sistema alimentario.

Los 5 modelos digitales con impacto positivo

Para dar respuesta a estos nuevos retos, la Antena de Innovación Social de Esade ha analizado 12 iniciativas sociales de éxito, a escala mundial, que pueden aprovechar los Bancos de Alimentos utilizando las tecnologías digitales para hacer un mejor seguimiento y trazabilidad de extremo a extremo de la cadena de suministro:

  1. La ‘Appificación’ del banco de alimentos. Además de su infraestructura física, los bancos de alimentos pueden ampliar progresivamente su rol como intermediarios y conectores digitales a través de aplicaciones móviles. Estas organizaciones pueden proporcionar un espacio online que favorezca el emparejamiento entre los suministradores de comida (mayoristas, supermercados, restaurantes, etc.) y las entidades benéficas.
     
  2. La digitalización del vínculo entre los bancos de alimentos y las entidades sociales. Esta fase de la cadena de suministro conecta a los bancos, responsables del almacenamiento y distribución de la comida, con las entidades benéficas, que se encargan de entregarlos a las familias. Nuevos ajustes en este ámbito permitirían una mejor coordinación, seguimiento y comunicación entre ambas entidades e incluso se podría llegar a la toma de decisiones basada en algoritmos para combatir el hambre.
     
  3. El suministro de última milla. Con el fin de evitar el desperdicio de alimentos, se ha creado un modelo digital que conecta a los distribuidores directamente con los consumidores para evitar el desperdicio de productos que están a punto de perecer. Utilizando el comercio electrónico y un muro de pago, las entidades donantes promocionan productos con una fecha de caducidad próxima a precios considerablemente rebajados.
     
  4. La prevención del desperdicio en el último minuto. Esta categoría es una solución entre particulares que se enfoca sobre todo a la lucha contra el desperdicio alimenticio y se caracteriza por acciones impulsadas por la comunidad con el fin de promover la solidaridad local y la cohesión social.
     
  5. La cadena alternativa de suministro de alimentos. Este modelo genera una cadena de suministro paralela para los alimentos poco estéticos o imperfectos que no se ajustan a los criterios visuales de la industria. También se ofrecen nuevas oportunidades para compartir, donar o reutilizar los productos a lo largo de la cadena de suministro como ya hace Misfits Market (Estados Unidos), por ejemplo. En este capítulo los bancos de alimentos podrían adoptar un rol de plataforma que facilite estos gestos.

Las doce iniciativas analizadas en el estudio son: Banco de Alimentos de Buenos Aires (Argentina); Olio (Reino Unido); Basic Life Charity (Reino Unido); Bring the Food (Italia); Chowberry (Nigeria); Feeding America (Estados Unidos); FoodCloud (Irlanda); HopHopFood (Francia); Karma (Suecia), Misfits Market (Estados Unidos), Phenix (Francia), y Plan Zheroes (Estados Unidos). Todos estos aprendizajes proporcionan inspiración para mejorar los modelos organizativos actuales a través de la digitalización y la “plataformización”.

Las 3 grandes tendencias en la lucha contra el hambre y el despilfarro alimenticio 

Además de los modelos observados, el estudio ha detectado otras tendencias en la lucha contra el desperdicio alimentario que pueden impactar positivamente en los bancos de alimentos si se adoptan:

  1. Las narrativas sobre el despilfarro alimentario y el hambre tradicionalmente han estado basadas en la beneficencia. En el estudio presentado por el Instituto de Innovación Social de Esade se recomienda tejer narrativas en torno a la ayuda mutua y a los beneficios de compartir los alimentos sobrantes a escala comunitaria.
     
  2. Los sistemas de voluntariado necesitan actualizarse para atraer a personas más jóvenes.Mientras el modelo de asistencia social en general conecta más con las personas mayores, el planteamiento de “alimentos para la comunidad” atrae a perfiles más jóvenes y diversos.
     
  3. Mejorar el acceso a la tecnología, que todavía es desigual. El potencial de la digitalización de los servicios y las actividades de los bancos de alimentos se ve limitado por el hecho de que los distintos actores no tienen la misma capacidad de acceso a los dispositivos y de conectividad a internet. La brecha y la alfabetización digitales de nuestras sociedades todavía son retos importantes que hay que abordar.

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