Guillem Viladomat ya ha puesto en marcha dos startups de éxito y captado la atención de más de 6.000.000 de usuarios. Hoy le preguntamos por Durcal, su proyecto actual.
Comenzó usted lanzando un proyecto que tenía que ver con la gente perdida en la montaña. ¿Será porque es usted andorrano?
En parte. El proyecto se llamaba Alpify y nació con el objetivo de ayudar a localizar y rescatar a personas perdidas en la montaña. Más específicamente, en las estaciones de esquí. Como sabe, en Andorra hay muchas y tuvimos éxito con estaciones que querían hacer más eficientes sus procesos.
Sin embargo, al cabo de unos meses, un ciudadano alemán se perdió por una de las montañas de Andorra y terminó muriendo de frío porque las emergencias no pudieron localizarle a tiempo. El gobierno del país nos contrató para que les ayudáramos a evitarlo en siguientes ocasiones.
El gobierno andorrano contrató Alpify, nuestro primer proyecto, para que les ayudáramos a encontrar a personas perdidas en la montaña.
Y así pasaron de tener a estaciones de esquí a su primer cliente institucional.
Y luego vinieron los gobiernos de Aragón, La Rioja, Cantabria, Extremadura, Galicia… Casi todos los servicios 112 de España contrataron Alpify como herramienta para localizar a personas extraviadas. Además, vimos que se podía utilizar para otro tipo de asuntos en los que era útil: violencia de género, accidentes de coche, robos… De esto hace unos diez años.
Siguieron trabajando todo este tiempo en las aplicaciones.
Una cosa que debe suceder para que las apps sean funcionales es lo que llamamos engagement, es decir, el que las personas las utilicen de manera recurrente. Mucha gente se descargaba Alpify. Incluso llegamos a ser la aplicación más descargada de España en un determinado día, con más de 40.000 usuarios. Pero, claro, era una aplicación que solo se utiliza cuando uno se pierde. Y, por suerte, eso no sucede a diario. Así que llega un momento en que ya no la utilizas más.
Una cosa que debe suceder para que las apps sean funcionales es lo que llamamos engagement, es decir, el que las personas las utilicen de manera recurrente.
Y se queda almacenada y olvidada en tu móvil, como tantas otras.
Además, en los años 2014 y 2016 las normas de contratación pública cambiaron y todas las licitaciones de servicios como el nuestro se convirtieron en concursos públicos. Fue una consecuencia de la corrupción que se había vivido en los años anteriores. En nuestro caso, al ser los únicos que teníamos esa tecnología, no podíamos optar a concursar.
Porque no había competidores.
Así que la única manera con la que hacer negocios con la administración era a través de contratos de muy pequeña cuantía, que no necesitaban pasar por ese proceso.
Y, para el negocio, eso ya no era rentable.
Decidimos ir por otra vía: crear un localizador familiar. Queríamos que fuera algo que no solo funcionase cuando tenías un accidente, sino que valiera para toda la familia. Esto sí que nos generó mayor recurrencia en el uso y más engegement. Aunque descubrimos algo interesante.
Creamos un localizador familiar. Queríamos que fuera algo que no solo funcionase cuando tenías un accidente.
¡Cuéntenoslo!
En una familia, a pesar de lo que los papás deseen, a los niños pequeños no les gusta apenas estar localizados. Es más, al pasar el tiempo, aprenden a apagar el geolocalizador.
Que tus padres no se enteren de dónde andas forma parte del juego.
Entendimos que tener localizada a una persona dependiente es una forma de cuidado. Pero localizar a alguien independiente es control. Y eso no gusta. Por tanto, decidimos que ayudaríamos a las personas mayores, en vez de los niños pequeños.
Entendimos que tener localizada a una persona dependiente es una forma de cuidado. Pero localizar a alguien independiente es control.
Y ahí es donde nace Durcal.
También coincidió con la muerte de mi abuelo. Mi abuela quedó viuda y sola. Ella es una persona muy activa, que tiene su vida, que conduce y viaja, pero en mi familia comenzaron a inquietarse por cómo sería su vida a partir de entonces. Así que buscaron algunas soluciones para que estuviera bien atendida en todo momento.
Y no encontraron nada.
Bueno, encontramos que las cosas que existían solo valían para personas muy mayores o muy dependientes, como por ejemplo el “botón del pánico”. Y hay algunos abuelos que no lo quieren. Además, son productos que no están pensados para las personas mayores, en el sentido de que son difíciles de manejar.
Las personas mayores quieren poder envejecer en su casa y mantener sus rutinas diarias hasta el final. Todo lo que sea irse a una residencia, colgarse un botón del pánico del cuello, o tener a un cuidador en casa, son cambios radicales y a menudo estigmatizantes. Por todas esas razones decidimos ponernos en marcha con Durcal.
Irse a una residencia, colgarse un botón del pánico del cuello, o tener a un cuidador en casa, son cambios radicales y a menudo estigmatizantes.
¿Por qué razón le llamaron así?
Por Rocío Durcal, la famosa cantante. Es un nombre que todas estas personas recuerdan y admiran. Y aspiramos a que los abuelos pidan la solución por ellos mismos.
Piensen en poner el nombre de un grupo de rock para dentro de unos años.
Se sorprendería si supiera cómo de popular es esta cantante entre mucha gente joven…
Seguro que sí. ¿Y la aplicación es sencilla de utilizar para la gente mayor?
Lo es. Primero creamos una app móvil para que las familias pudieran descargársela y, también, instalársela en el teléfono móvil de la persona mayor. El 70% de este colectivo ya tiene un teléfono inteligente y nosotros no exigimos ningún modelo en concreto, de manera que el servicio funciona en cualquiera de ellos.
Además, hemos logrado que el funcionamiento sea muy sencillo. Hemos tratado de recrear la interfase de un mando de TV, para que sea muy fácil seleccionar una opción, como quien cambia de canal o sube la voz.
Así que conectan a personas mayores con sus hijos con una aplicación compartida.
Y, a partir de ese momento, ya se puede localizar a la persona mayor en todo momento. Los familiares reciben avisos y notificaciones de cuando la persona entra o sale de casa, o de los recorridos que hace. Es una app totalmente gratuita.
Los familiares reciben avisos y notificaciones de cuando la persona entra o sale de casa, o de los recorridos que hace.
Eso es magnífico. Pero si la persona mayor tiende a olvidarse el teléfono, ¿qué pasa?
Para ello hemos desarrollado este reloj que le muestro. Marca la hora, los pasos realizados, las pulsaciones… Pero sobre todo me permite saber dónde está la persona mayor que lo lleva puesto en cualquier momento, o conocer su nivel de oxígeno en sangre, sus constantes vitales. También puedo saber si se cae al suelo.
Mi abuela lo tiene. Y, si pulsa el botón, ella puede hablar directamente con una central receptora de alarmas de Prosegur Movistar y pedir ayuda, o una ambulancia, o a los bomberos… Lo que necesite. Desde la central pueden llamar al resto de la familia para alertarla o enviar socorro a la puerta de casa de la persona mayor.
Repito: es magnífico. Pero, ¿cómo se puede armar un plan de negocio con una aplicación gratuita?
Es que ni pensamos en eso. No teníamos un modelo de negocio previsto. Nosotros simplemente vimos un problema global que sucede en Barcelona, Madrid, Andorra y en cualquier parte del mundo: familias que se preocupan por sus mayores.
Vimos que existe un mercado muy grande y creciente, que necesitaba una solución asequible y que no estigmatizara a nadie. Con eso creamos un producto basado en una aplicación, porque casi todo el mundo tiene ya un teléfono móvil.
Nosotros vimos un problema global que sucede en Barcelona, Madrid, Andorra y en cualquier parte del mundo: familias que se preocupan por sus mayores.
Seguro, pero sus colaboradores y sus socios van a querer cobrar… ¿De dónde salen los ingresos para crecer?
Por ahora nos hemos financiado a partir de fondos de inversión a los que convencimos de nuestro planteamiento. Les contamos nuestra hipótesis: si logramos resolver un problema tan grande, podremos preguntarnos cómo monetizar la solución. Ya ve: lo uno detrás de lo otro, pero no al revés.
Tiene usted razón en eso de que este mercado no parará de crecer. Habrá nuevas oportunidades de monetizar cada día.
Es un argumento matemático. En Estados Unidos, cada día hay 20.000 personas que cumplen 70 años. Dentro de 20 años, la población de más de 65 años se va a triplicar. Y, lamentablemente, las residencias y el personal cuidador no aumentarán en la misma proporción. Eso significa que cada vez habrá menos servicios disponibles y que serán más caros y menos accesibles.
Por ahora, la Seguridad Social cubre muchos de estos servicios.
Y sin duda lo hace muy bien a través de residencias y centros de día. Pero quizás no poseen el nivel de innovación de una organización tan pequeña y ágil como nosotros. El único foco que tenemos es resolver el problema de manera eficaz y eficiente.
Además, en España todo esto se subvenciona por ahora, y es fantástico. Pero llegará un día en el que colapsará. Soluciones como la nuestra pueden ayudar a resolver esos problemas de la gente mayor.
En España todo esto se subvenciona por ahora, y es fantástico. Pero llegará un día en el que colapsará. Soluciones como la nuestra pueden ayudar a resolver esos problemas de la gente mayor.
Qué perfil tiene su equipo de colaboradores?
El equipo es mayoritariamente tecnológico. Hay muchos ingenieros informáticos y el resto se dedican al diseño de producto, al branding y la marca… Queremos escapar del imaginario colectivo de las empresas de teleasistencia… Se las suele asociar a lo farmacéutico y a los colores blancos. Lo que queremos es ser una empresa bonita a los ojos de las personas mayores.
Usted mismo, que tiene formación como administrador de empresas, ¿tuvo que aprender informática?
En mi caso busqué a una persona que me ayudara con eso. Encontré a Susana, la actual CTO de la compañía. Yo no tenía ni idea de tecnología. Fue Dídac Lee, mi mentor, quien me puso en contacto con ella.
Entrevistamos a Dídac hace unos meses. Un gran fan de Mazinger Z, además de un gran emprendedor.
Yo le localicé a través de Internet. Fui a verle, le conté el problema que quería resolver y le compartí mi visión de cómo hacerlo, además de mis dudas. Él me ayudó desde el minuto uno con todo esto.
¿Dónde se ve usted en diez años? ¿Seguirá emprendiendo a este ritmo?
A los 40 me gustaría volver a vivir en Andorra. Tuve que venir a Barcelona a trabajar y no le escondo que lo hice un poco a regañadientes. Ya llevo más años viviendo aquí que en mi país. Volvería por una cuestión de clima. Lo prefiero. Pero no dejaría de trabajar por nada.
Por cierto, ¿dónde se puede comprar el reloj de Durcal?
Por ahora en nuestro portal de internet. Pronto se venderá en tiendas físicas.