En una mercado ideal sin competencia alguna, una empresa que ofreciera unos servicios o productos correctos con unos precios lógicos, posiblemente triunfaría. No obstante, la realidad no es ésta, ya que si un producto innovador gusta, siempre surge competencia imitando tu propuesta.
Para vencer a nuestros rivales no basta con una diferenciación de nuestro marketing mix. Debemos crear un valor de marca superior al de nuestra competencia.
El valor de marca es algo intangible y en cierto modo emocional. Es decir, es una especie de sentimiento empático que la persona tiene sobre una marca determinada. Que la gente tenga una sensibilidad concreta sobre una marca influye directamente en factores como: su memorabilidad, su calidad percibida, sus atributos y grado de fidelidad…
Cuando compramos un producto siempre estamos condicionados por su valor de marca. No hace falta llegar al punto de dudar entre dos marcas para evidenciar la fuerza de éstas. En ocasiones, simplemente compramos de forma compulsiva un producto porque es de una determinada marca. Se llega a una conclusión aplastante: Hoy en día no se compran productos, se compran marcas. Una importante empresa de alimentación llegó a pagar 2.500 millones de dólares por la compra de Perrier, marca de agua con gas, siendo esto lo más indiferenciado e imitable que como producto existe. La marca dio el valor.
Ante la próxima e importante irrupción de China en el mercado mundial, una de las mejores maneras de luchar contra sus bajísimos precios de producción es con el valor de marca. El valor de marca consigue, entre otros beneficios para la empresa: fidelizar y obtener nuevos clientes, mejorar el margen de beneficio por coste de unidad, optimizar las promociones, mejorar las facilidades en nuestro canal de distribución… De este modo vamos eliminando a nuestra competencia, y ampliamos la posibilidad de expansión.
Para conseguir el valor de marca de nuestro producto, no basta únicamente con las campañas de publicidad, sino que debemos crear una estratégia que englobe además de la publicidad, otras acciones como pueden ser el boca a oreja, la atención al público, la imagen corporativa, etc. Hay que trabajar la empresa de arriba a bajo y de dentro a fuera. De este modo tendremos éxito en el propósito de configurar una marca más fuerte, más sólida y más efectiva.
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