Rafel Quintana

Director Balneario Prats

Negocio relajante

“El secreto para triunfar es el sentido común”

El balneario es una industria que nunca se deslocalizará, ya que las aguas termales están ubicadas en un sitio natural y no pueden cambiar de lugar
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Parece que sea la última moda en técnicas de relajación, pero lo cierto es que están inventadas desde hace siglos. Se llamen spa (acróstico de salus per aquam, es decir, “salud a través del agua”), saunas o jacuzzis, persiguen un mismo objetivo: desestresar un poco esta ajetreada vida que llevamos todos. Uno de los centros veteranos en nuestro país está en Caldes de Malavella, en el Balneario Prats. La diferencia esencial de este último con las otras modalidades es que en un balneario las aguas tienen propiedades minero-medicinales. Hoy hablamos con su propietario.

“Los balnearios no son los sitios anticuados de años atrás. Acogen una gran cantidad de gente que busca un ambiente cómodo, familiar y relajante para cuidarse y mimarse física y psicológicamente. Esto se consigue gracias a la paz y tranquilidad que se respira en todo su entorno”
 
“Mi padre siempre me decía que tratara al cliente como a mí me gustaría. Porque, en definitiva, lo que quiere la gente es sentirse bien tratada y que le cuiden”
 
“Muchas veces sucede que las vacaciones, aquel período de tiempo que en un principio es para descansar y relajarse, aún estresan más, y la gente regresa al trabajo más agotada que cuando se fue. Lo que propongo es que cuando se haya regresado del viaje, y antes de ponerse a trabajar, que la gente pueda relajarse aquí para desconectar de verdad” 
 

Hace años la gente iba a los balnearios “para hacer salud”. Hoy parece que esto ha cambiado.
Sí, pero fíjese que la esencia es la misma: encontrar un lugar en el que uno pueda estar bien atendido, rodeado de profesionales y relajarse.

Algo más habrá cambiado.
Sí, claro. Los tiempos evolucionan y las técnicas también. La Asociación Catalana de Balnearios a la cual pertenecemos, pretende seguir siendo fiel a aquello que dio prestigio a estos centros, pero con la mentalidad del siglo XXI: hoy por ejemplo, no se concibe no tener médico o fisioterapeutas en los balnearios que están preparados para desarrollar técnicas de tratamiento basadas en la medicina natural. Y nosotros, particularmente, realizamos cursillos de reciclaje para la gente que trabaja en los baños.

El cliente de los balnearios,  ¿es la persona que sufre estrés?
Sí en parte, pero no necesariamente. Tenemos clientes de todas las edades y, créame, no hace falta sufrir de estrés o agotamiento para ir a un balneario. Para precisarle más, normalmente entre semana tenemos a gente de edad madura, y los fines de semana vienen los jóvenes, que con un par de días tienen más que suficiente para recuperarse.

¿Sólo vienen a tomar las aguas?
No, claro que no. La gente de hoy en día sabe muy bien aquello que quiere, están informados y tienen las ideas claras. Quieren cuidarse no sólo físicamente, así que aquí les ofrecemos otras terapias naturales. Esto no es óbice para que intentemos ayudarles a escoger aquello que más puedan desear. Tenemos muchos tratamientos y una amplia oferta para que todo lo que nos pidan aquí puedan encontrarlo.

Es como un estilo de vida.
Es casi una filosofía. De alguna manera se viene a un sitio tranquilo para relajarse. Tenga en cuenta que aquí se pueden encontrar casi sesenta tratamientos distintos, porque hay mucha variedad que depende, en buena medida, de cuan larga sea la estancia aquí. Muchos vienen para descansar, pero también por curiosidad.

Las aguas termales están muy arraigadas a Caldes de Malavella.
Aunque pueda sonar irónico, este es un motivo por el cual es una industria que nunca se deslocalizará. Las aguas termales están donde están, así que no se pueden mover de aquí. Y se remontan a muchos siglos atrás. Los romanos concebían los balnearios como puntos de encuentro social y Caldes no fue una excepción. 

¿Y siempre ha sido así?
Bien, esto pertenece a la historia, y resultaría largo de explicar. En síntesis, sí, pero después de unos años de cierta inactividad, será a partir de la segunda mitad del siglo XIX, con el nacimiento de una nueva clase social, la burguesía, que querrá estar al día de todo aquello que se cuece en Europa, especialmente en lo referente a costumbres. Y una idea será esta: la progresiva importancia de las aguas termales y sus propiedades curativas. 

Y vendrán los turistas
Pues sí, pero el fenómeno aún tardará en llegar. Primero se empezaron a construir pequeños establecimientos y baños, pero no fue hasta la construcción de los grandes balnearios que Caldes se consolidó como pueblo de veraneo.

El balneario que usted regenta se llama Prats. Cuénteme su historia.
Fue a mediados del siglo XIX, cuando la familia Prats empezó a canalizar el agua de la fuente de la Mina y levantó el establecimiento que lleva su nombre. Teniendo en cuenta cómo estaban las comunicaciones y demás, el hecho de que hasta 400 personas pasaran anualmente por los "Baños", tal y como se conocían, era muy relevante.

¿Y qué pasó?
Poco a poco esta casa de baños se fue transformando en un balneario para acoger la clase burguesa y acomodada. Actualmente, el balneario recibe una gran cantidad de gente que busca un ambiente cómodo, familiar y relajante para cuidarse y mimarse física y psicológicamente. Esto se consigue gracias a la paz y tranquilidad que se respira en todo su entorno.

¿Cuál cree que es el secreto del éxito de un balneario?
Creo que el de todos los negocios: aplicar el sentido común. Mi padre siempre me decía que tratara al cliente como a mí me gustaría. Porque, en definitiva, lo que quiere la gente es sentirse bien tratada y que le cuiden.

Los servicios están muy cuidados pero el centro es antiguo. 
Tiene la arquitectura de principios de siglo, la llamada “noucentista”, aunque hay otras zonas más modernas, claro está. Somos conscientes que vendemos salud, pero también historia. La misma que nos ha dado prestigio para continuar después de tantos años. Tenga en cuenta que aquí también se realizan convenciones, e incluso el balneario sirvió de escenario para rodar las últimas escenas que aparecen en la película Soldados de Salamina. Cuando terminaron, todo el equipo pudo relajarse aquí.

¿Qué tipo de clientes tienen los balnearios?
Estamos alejados de la costa, así que no tenemos al turista de playa. La inmensa mayoría de clientes son españoles. También vienen extranjeros de aquellos países que tienen cultura balnearia, especialmente del norte de Europa.

Sería bueno que los horarios laborales permitieran más tiempo para descansar.
A todos nos gustaría que se aprovechara bien este tiempo. Muchas veces sucede que las vacaciones, aquel período de tiempo que en un principio es para descansar y relajarse, aún estresan más, y la gente regresa al trabajo más agotada que cuando se fue. Lo que propongo es que cuando se haya regresado del viaje, y antes de ponerse a trabajar, que la gente pueda relajarse aquí para desconectar de verdad. 

¿Y cree usted que la gente aquí acaba realmente desconectando?
No del todo. Cuando hay algún partido del Barça no se lo pierden (risas).

 

Sus raíces familiares se hallaban en el campo de la restauración, pero en 1939 se instalaron en la finca del balneario. Así que la labor de Rafel Quintana ha sido continuar este trabajo. Estudió turismo y hostelería en Francia, así como un curso de economía e idiomas. Su trabajo ha sido continuar la labor de sus padres y tíos y actualizar el balneario. No concibe su vida fuera de Caldes de Malavella.

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