Joan Manuel Ribera

Consultor en turismo y sostenibilidad

Futuro turístico

©FeedbackToday/Nacho Roca

“El Metaverso no liquidará a los aeropuertos. El interés por las experiencias genuinas seguirá”

Solo en 2020, España perdió el 80% de sus 60.000.000 de visitantes internacionales.
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Con toda la importancia que posee, el sector turístico es uno de los mayores perjudicados a nivel mundial por los efectos del Covid19. Hoy nos reunimos con un especialista en estrategias y gestión turística para pedirle un pronóstico para el sector.

¿Usted es capaz de avanzarnos lo que le va a pasar al sector turístico tras la pandemia?

Pues la verdad es que no está muy claro. Todavía recuerdo cuando planificábamos y proyectábamos en base a lo que sucedía antes de la pandemia. Como siempre, lo hacíamos a partir de variables conocidas. Pero aquellas predicciones se esfumaron, y lo que nos pasó luego fue imposible de predecir. El turismo como lo entendíamos se volvió imposible. Y ahora mismo nadie sabe cuándo terminará la situación…

Todavía recuerdo cuando planificábamos y proyectábamos en base a lo que sucedía antes de la pandemia. Como siempre, lo hacíamos a partir de variables conocidas.

Y eso que usted es experto.

Prefiero ser considerado más como un especialista que como un experto. La planificación y la gestión de destinos turísticos han sido mi especialidad durante los últimos veinticinco años.

Eso nos lleva a la siguiente pregunta: ¿y qué es un destino turístico?

Una pregunta habitual. Un destino turístico es cualquier lugar que merece la pena ser visitado por su interés. Y no existe una definición más precisa, porque puede tratarse de un continente, de un país, de una ciudad, de un barrio… La definición admite incluso a un monumento en una ciudad o a un pequeño café que hayan logrado notoriedad y atraigan a personas que viajan simplemente para conocerlos… 

Un destino turístico es cualquier lugar que merece la pena ser visitado por su interés.

Además de su actividad consultora, ¿se ha sentido tentado por ser empresario turístico?

Pues sí. De hecho, mi tesis de final de carrera estudiaba cómo crear y gestionar un hotel especializado en turismo deportivo de vela y náutico. Aquello no se hizo realidad. Sin embargo, desde hace doce años soy propietario y gestor de una vivienda de uso turístico en el casco antiguo de Girona. 

Interesante.

Para mí lo está siendo. Es bueno abordar esta profesión tanto desde la teoría como desde la práctica. En mi proyecto empresarial he tenido que posicionar el producto en el mercado internacional, competir con otras opciones, captar a clientes, maximizar su satisfacción, promover las buenas opiniones… Y todo ello ha sucedido en paralelo al boom que ha vivido la vivienda turística gracias a fenómenos como AirBnB y otros anteriores.

La vivienda turística ha vivido un boom gracias a fenómenos como AirBnB y otros proyectos anteriores.

Ahora los destinos tienen una mayor oferta de alojamientos.

La explosión del alquiler turístico a nivel mundial ha cambiado la forma de viajar. Antes las personas se solían alojar en hoteles, hostales, pensiones… Ahora se han habituado a ir también a pisos de alquiler. Y todo ello en menos de 15 años. 

Uno pensaba que los hoteles eran los grandes protagonistas del turismo.

Los hoteles suelen ser vistos como los actores turísticos por excelencia. Pero no es exactamente así: nadie acude específicamente a un hotel a hacer turismo. Como mucho, va a un destino y elige el hotel que le resulta más conveniente. Dicho de otro modo, si pusiéramos el mejor hotel de Barcelona en un páramo, difícilmente nadie se alojaría en él, porque lo importante es lo que pasa en su entorno.

Por lo tanto, hay que entender el turismo no como un sector, sino como la suma de muchos sectores como son el transporte, el comercio, la restauración, los servicios o los propios hoteles… Y es toda esa cadena de valor la que se nos ha caído.

Dicho de otro modo, si pusiéramos el mejor hotel de Barcelona en un páramo, difícilmente nadie se alojaría en él.

Deben haberse perdido muchas empresas y empleos durante la pandemia… 

Muchas. Algunas muy grandes. En España, en 2020, el turismo internacional cayó en más de un 80% respecto al año anterior. Es una cifra bestial, teniendo en cuenta que, en un año normal recibe sesenta millones de visitantes. A fecha de hoy, hay bastantes hoteles en Barcelona que siguen cerrados, lo cual es inaudito.

En España, en 2020, el turismo internacional cayó en más de un 80% respecto al año anterior.

¿Tardaremos en recuperarnos?

Algunos años, seguramente. Por suerte, la falta de turismo internacional se ha visto compensada por una mayor cifra de turismo nacional. Las personas no han podido salir de su país y han optado por visitarlo más. Y esa ha sido una de las partes buenas de la pandemia, si es que las ha habido: el redescubrimiento del propio territorio.

Por suerte, la falta de turismo internacional se ha visto compensada con una mayor cifra de turismo nacional.

Forzado, claro.

Sin duda. Pero el turismo interior ha ayudado a satisfacer la necesidad que muchos teníamos y, a la vez, ha mantenido esta industria. Durante el confinamiento, muchísimas personas pudieron salir a pasear por sus ciudades y descubrir lugares que no se habrían imaginado. O que, simplemente, solían estar llenos de turistas internacionales en un año normal, pero que ahora podían llenarse de gente autóctona.

Y lo mismo ha pasado con los bosques y campos cercanos a nuestras ciudades… El turismo rural, el natural, el de montaña… Todas esas han sido actividades poco masificadas y que apetecían a muchas personas. Y han venido bien económicamente para muchas de esas pequeñas empresas.

Durante el confinamiento, muchísimas personas pudieron salir a pasear por sus ciudades y descubrir lugares que no se habrían imaginado.

Antes de la pandemia, las ciudades optaban a celebrar grandes eventos internacionales para posicionarse turísticamente. ¿Hay algún criterio para decidir qué tipo de acontecimiento deben acoger?

Algunos destinos tienen unos perfiles bastante marcados, y eso les ayuda a decidirse por cierto tipo de eventos y descartar otros. Por ejemplo, en el caso del deporte, si eres una localidad de montaña, lo normal es que busques acoger competiciones de esquí o de aire libre. Si eres de costa y tienes viento, como sería el caso de Tarifa, tenderás a organizar campeonatos de windsurf o vela. Generalmente es así. Pero, a veces, hay algunos destinos que apuestan por eventos que nadie había imaginado y que terminan funcionando muy bien.

¿Algún ejemplo?

Uno de mis primeros proyectos en el sector turístico fue la organización de un campeonato de windsurf indoor en Barcelona, muy poco antes de los Juegos Olímpicos. De hecho, se celebró con éxito en el Palau Sant Jordi, aunque todo el mundo estaba preocupado por si aquella gran piscina que montamos aguantaría o colapsaría… ¡Aguantó!

¡Menos mal! Y los consultores como usted ayudan a las ciudades a decidirse por un tipo de evento u otro…

Es así. Investigamos y observamos qué activos poseen esos destinos y de qué manera pueden potenciarse como atractivos turísticos gracias a una competición o a un acontecimiento de ciertas características.

¿Cómo ha cambiado la actividad turística desde que usted comenzó a trabajar como consultor?

Mucho, y en todos los aspectos: en la manera de viajar, en el perfil del turista, en la frecuencia del viaje… Hace años el turismo era algo más bien elitista; viajaban menos personas y de manera más exclusiva. Ahora se han industrializado todos los procesos y muchísimas personas lo tienen a su alcance.

Hace años el turismo era algo más bien elitista; viajaban menos personas y de manera más exclusiva.

Además, han aparecido una gran cantidad de nichos y especialidades distintas. Antes la gente solía viajar para conocer. Uno iba a París a conocer la ciudad, por ejemplo. Pero ahora vamos a cosas mucho más concretas. Por ejemplo, hay quien va a París solo para visitar tal restaurante o tal exposición. Las personas buscan ahora motivos muy concretos para viajar: una visita cultural, un safari fotográfico… Sea lo que sea, ahora todo está muy definido, y ya no se elige tanto el destino sino lo que se quiere hacer una vez se ha llegado.

La gente no elige tanto el destino sino lo que quiere hacer una vez ha llegado.

Barcelona acoge al Mobile World Congress cada año y atrae a miles de personas. ¿Es eso turismo?

El Mobile World Congress entra en la categoría de turismo de negocios o “MICE” (reuniones, incentivos, congresos y ferias, en inglés). Cuando termina cada jornada, o finaliza el propio congreso, muchos de los delegados aprovechan para practicar otros tipos de turismo, como el gastronómico, el cultural o incluso el deportivo. 

Cada vez hay más tipologías de turismo.

Incluso existe una asociación internacional de agencias de viajes especializados. En cualquiera de ellas, uno puede decir qué es lo que quiere hacer y dónde quiere hacerlo y se lo buscan y se lo producen. Por ejemplo, hay quien se va a Australia a ver mariposas amarillas. Se puede llegar ya a cualquier parte del mundo…

Y, claro, el marketing y la comunicación son fenómenos distintivos para esos destinos tan remotos y especializados.

Sin duda. Una de las cosas que más ha marcado la actividad turística de los últimos años (y, por supuesto, del mundo entero) es la irrupción masiva de Internet. Ahora, un pequeño destino en una aldea recóndita e inaccesible puede poner su producto en el mercado y, tal vez, lograr que una persona de Japón, otra de Australia y otra de Londres hagan lo imposible por viajar allí y disfrutarlo. Curiosamente, ese mismo producto puede tener una demanda nula a cien kilómetros a la redonda de donde se produce. 

Internet ha logrado que pequeños destinos pasen de no tener clientes en su mercado local a poder encontrarlos en el mercado mundial.

Internet ha logrado que pequeños destinos pasen de no tener clientes en su mercado local a poder encontrarlos en el mercado mundial.

¿Le puedo preguntar por alguna tendencia clara en el turismo de los próximos años?

Es complicado señalar alguna, porque existen muchas posibilidades y todas ellas interconectadas. Hay quien dice que el Metaverso liquidará a los aeropuertos, o los hará innecesarios. 

¿Y será así?

No lo creo. Porque también existirá en paralelo una tendencia a buscar cosas muy únicas y especializadas; el mundo es cada vez más pequeño y todo tiende a homogeneizarse, así que siempre habrá quien busque experiencias genuinas.

Súmele a todo ello la digitalización, el interés por la sostenibilidad, la responsabilidad social… Todo ello será importantísimo.

¿Y las tarifas low-cost se mantendrán también?

Aprendí hace muchos años que el precio de las cosas está determinado por la combinación de la oferta y la demanda. Cuando hay mucha oferta y poca demanda, los precios caen. Cuando pasa al revés, los precios suben. También sucede en el turismo. Así que en productos con más cantidad de oferta que demanda, eso se mantendrá. 

Para terminar: ¿dónde podríamos encontrarle a usted, haciendo turismo?

¡Buena pregunta! Hay tantos lugares que llaman la atención, que mi mejor opción sería embarcar en un velero y poner rumbo a poniente, dando la vuelta al mundo y visitándolos uno tras otro.

Hay tantos lugares que llaman la atención, que mi mejor opción sería embarcar en un velero y poner rumbo a poniente.

A usted le gusta la vela, por lo visto.

¡Mucho! Fui de los primeros en practicar windsurf en España y hace 30 años formé parte de los que descubrieron el potencial de Tarifa. Así que mi sueño siempre fue vivir un tiempo en un velero.

Joan Manuel Ribera es licenciado en Administración de Empresas y MBA por ESADE. Cuenta con una experiencia profesional de más de 30 años que ha repartido entre el marketing y la organización de eventos deportivos y culturales, así como en la consultoría en planificación y gestión turística, a la cual ha dedicado los últimos 25. En su currículo destacan experiencias en empresas importantes como Camper, Proactiv, Televisió de Catalunya, Dimensión de Marketing directo o THR. 

Pasó la primera década de los años 2000 en T&L Europraxis Group, firma de la que fue director. Creó el Plan Estratégico de Turismo de Catalunya 2020 y, desde entonces, ha sido consejero de la Dirección General de Turismo de la Generalitat catalana. Ha trabajado en más de 20 países, ofreciendo su experiencia en beneficio del desarrollo turístico. Su firma, JMRibera & Partners, conjuga a una red de expertos multidisciplinares para acometer los proyectos que le encargan.

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