Cerca de 45.000 visitantes pasaron por la quinta edición de la Feria de la Mascota que se celebró en Barcelona los días 22 y 23 de septiembre. Exhibición de todo tipo de animales, pruebas de slalom, baile, demostraciones de adiestramiento, desfiles, concursos y un sinfín de mascotas (peces, conejos, pájaros exóticos) completaron la oferta de un festival en el que estuvieron presentes más de 30 empresas expositoras. El éxito de la convocatoria y especialmente la sofisticación de su oferta, confirma el creciente mercado de un sector muy propio de países desarrollados. Hoy hablamos con Carles Argenté, Consejero Delegado de una de las empresas líder del sector.
La feria ha sido un éxito.
Sí, hecho que confirma unas tendencias que hace casi treinta años que empezaron, cuando a finales de los setenta un grupo de juristas y científicos publicaron la Declaración Universal de los Derechos del Animal. Desde entonces, el cuidado de las mascotas, especialmente en países desarrollados, ha alcanzado unas cotas de bienestar jamás imaginadas.
¿Cómo está este tema en España?
Más de un 30% de los hogares españoles posee una mascota, lo que indica que hay un mercado nada desdeñable. En los Estados Unidos, ya es algo más que un negocio ascendente, con facturaciones que se acercan a los 30.000 millones de dólares anuales. Ello se debe a varios factores, uno de los cuales es el hecho de que los propietarios consideran a las mascotas como alguien de la familia.
Pero debe de haber distintos grados de «familia».
Por supuesto, pero aquí entramos en un terreno más emocional o de implicaciones casi sociológicas que no nos atañen. Sí que es cierto que hay excesos, como el hecho de que algunos propietarios utilicen para sus perritos collares diamantinos, mantas de casimir o perfumes de sándalo de 70 dólares el frasco, pero son casos aislados. Nosotros estamos para otra labor.
Antes la gente tenía un perrito. Ahora tienen iguanas.
Sí, claro, todo ha ido cambiando y las necesidades de todo tipo, excepto las emocionales, han ido transformándose. Para entendernos, ahora a un perro no se le dan las sobras de la comida, ni tampoco a los gatos se les da de comer sardinas. Todo ha ido cambiando. Y esto ha comportado una progresiva sofisticación.
Que resulta inseparable de la propia transformación de la sociedad…
Sí, así es. El cambio de alimentación y todo lo que conlleva se produce a la vez que cambia la sociedad. O la concienciación de tener animales también, porque en casa hay menos gente y menos tiempo para todo. Tanto para nosotros como para los animales, la comida preparada es esencial hoy en día.
Y no sólo eso. Si no sonara a excéntrico casi resulta apetecible.
Nosotros debemos pensar en dos factores: aquello que es saludable al animal, lo que les proporciona los nutrientes necesarios para tener una alimentación correcta, pero también aquello que resulta agradable a su propietario. De ahí las croquetitas en forma de hueso o las bolitas rellenas de carne. Es un equilibrio que debemos tener en cuenta aunque últimamente preocupa más la salud que no el aspecto exterior de la alimentación.
La elaboración de la comida para mascotas debe reunir ciertos controles de calidad.
Pues sí, muchos más de los que se imagina. El tópico dice que la salud es muy importante, sea la nuestra o la de aquellos seres que queremos, como nuestras mascotas. Si antes les comentaba que en un producto valoramos que pueda ser sano para el animal y visualmente interesante para nuestros clientes, también debemos valorar el hecho de que a nuestra mascota le pueda gustar. Así que en estos últimos años ya no hay una sola variedad de producto. Dependiendo de las necesidades del animal, de aquello que se desea potenciar en él, hay productos de una u otra clase.
¿Puede repercutir en el tipo de alimentos de las mascotas?
Claro que sí. No olvidemos que a un nivel muy básico, es barato alimentar a un animal. Y que la progresiva sofisticación de los productos de alimentación para animales ha provocado que los precios tengan cierta equiparación aunque se mantengan en unos márgenes más o menos estables. Pero es evidente que si la materia prima sube, estos productos también deberán encarecerse.
Háblenos de Affinity.
Sus antecedentes se remontan a 1963, en que se constituye una sociedad como joint venture al 50% entre Agrolimen (iniciada por Luis Carulla en 1937) y la sociedad norteamericana Ralston Purina Company. En 1976 se comercializa el primer alimento para perros y desde hace diez años sólo nos dedicamos a la fabricación y comercialización de alimentos preparados para animales de compañía.
¿Y su expansión?
Tenemos fábricas en cuatro continentes y nuestros productos están presentes en más de 80 países. Somos el tercer fabricante de alimentos secos para mascotas de Europa.
¿Qué cuota de mercado tiene Affinity en el estado?
Ahora mismo estamos cerca de un 25%. La mayor cuota de mercado está ocupada por las grandes marcas, aquellas que tienen gran diversidad de productos. Tienen un enfoque directo y esto proporciona una mayor fidelización hacia el consumidor.
Aparte del español, ¿en qué otros mercados están presentes?
Nuestro principal mercado es el francés, ahí nos va realmente bien. Y además de estar en otros países, también estamos presentes en Italia y Alemania, donde dedicamos más esfuerzos. El mercado tiene muchos factores y aquel que nos afecta es un tema casi cultural: hay países en los que tienen hasta cuatro animales en casa, así que si lo comparamos con España las diferencias son notables.
Aquel que no conozca el mercado se sorprendería de comprobar que hay asociaciones en el sector que velan por vuestros intereses.
Ello es debido a que hay mucha regulación en el sector de la alimentación. La buena alimentación no es sólo un tema humano, como ve, sino que compete también a nuestro terreno. Y a nosotros, como fabricantes nos interesa conocer bien toda la regulación acerca de la seguridad alimentaria y los problemas que puedan surgir en un momento dado.
¿Cuánto personal hay trabajando en Affinity?
Cerca de unas 730 personas, contando con todos los departamentos. Y resulta curioso como la parte de investigación, y la de marketing por supuesto, es la que reúne mayor número de personal.
El salón de la mascota que se ha celebrado recientemente demuestra la buena salud del sector.
Sí, aunque hay de todo: encontramos profesionales que venden sus productos, pero también a mucha gente de la calle que viene a pasárselo bien. De hecho hay actividades para la gente que le gustan los animales. Y es que las posibilidades en este campo son inmensas.