David Hidalgo

Director General Apaseo

Viajes "diferentes"

"Cualquier viaje es una aventura"

Hidalgo busca en Apaseo "sacudir" a sus clientes para que se impliquen de un modo más personal en sus viajes de trabajo, ocio o vacaciones.
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Existen en el mercado demasiadas agencias de viajes autoproclamadas "diferentes" como para que este adjetivo pueda llegar a llamar nuestra atención. Uno de los propietarios y fundador de una de estas agencias, Apaseo, David Hidalgo, detesta también esta calificación porque prefiere que sean los clientes los que definan su empresa. Sin embargo, hay en su currículum un amplio bagaje viajero, una perspectiva algo distinta de cómo se debe viajar y una filosofía vital que aplica de modo muy particular. Estos son los principales avales de Apaseo. Quizá si que ésta sea una agencia diferente. Pero de las de verdad.

«Si tienes un producto atractivo, por muchos monopolios, o recortes de comisiones o impedimentos que pueda haber, el cliente acabará encontrándote»
«Con nuestros viajes podemos posibilitar la mejora de las condiciones de vida de mucha gente de los destinos que tenemos programados»
«Queremos que los viajeros no sólo sean visitantes, sino también protagonistas»
«El mero hecho de ir al aeropuerto y facturar tu maleta ya es el inicio de una aventura»
«Los viajes no sólo deben ser para los amigos, las parejas y los ejecutivos, sino también para las familias»

Sus inicios en el mundo del turismo fueron de los más convencionales.
 
Sí, al principio compaginé los estudios de turismo y trabajo con la idea de adquirir experiencia. Así estuve varios años en central de reservas hoteleras, como comercial en mayoristas de viajes convencionales y en agencias de viajes. Había mucho trabajo de despacho, pero a mí me gustaba aquello que me conectaba con todo lo que representa un viaje, aunque fuese de modo muy indirecto, como yendo a recoger gente al aeropuerto. Era el principio, y aunque no lo parezca, aprendí mucho.

Pero el gusanillo siguió.

Sí, estuve en otros sitios y poco a poco entré en contacto con este mundo, empezando a viajar mucho y conociendo a mucha gente. Hasta entonces me había movido en un terreno muy convencional, pero intuía que detrás del teléfono, la pantalla del ordenador y los papeles podía haber creatividad. Por aquel entonces, a mediados de los noventa, no existía aún el tema de las agencias dedicadas a viajes "diferentes". Y fue cuando tomé una decisión.

La de viajar, claro.

Sí. Decidí que la mejor manera de ser un buen agente de viajes era patearse el mundo: no sólo para establecer contactos, conocer gente, y todo esto, sino también para saber que terreno pisaba y poder adquirir así experiencia vital. Me fui a Bangkok con un billete de avión de ida y 900.000 pesetas. Estuve un año fuera, conocí una veintena de países orientales (Laos, Camboya, Indonesia, China, Tibet, Mongolia, Tailandia, Pakistán, Filipinas…), pasé después a Australia y luego a África. Sobreviví con mucho autostop y mucha tienda de campaña y cuando lo consideré oportuno, regresé.

Debió ser una experiencia riquísima.
 
Claro. El hecho que cada día fuese distinto te da una perspectiva muy estimulante y aunque hay momentos para todo, nunca he dejado de considerar este viaje como un lujo. Un gran lujo. 

Bueno, todos los viajes tienen algo de iniciático.

Pero depende de quién los haga. Es cierto que viajar predispone para tener una visión distinta de todo y analizarlo todo con una mayor perspectiva, pero siempre depende de la persona. Hay quien irá a Cancún, volverá completamente impermeable a todo lo que habrá visto y como mucho martirizará a sus amistades con maratonianas sesiones de fotografías. Y hay también quien irá a Cuenca y volverá transformado. Sí que es cierto que un viaje incorpora de modo más potente aquello que la vida ya te proporciona de por sí. Porque el mero hecho de ir al aeropuerto y facturar tu maleta ya es el inicio de una aventura.

Regresa después de un año. ¿Y luego qué?

Estamos en septiembre del 98. Cuando volví, llené mi agenda de actividades, especialmente las relacionadas con el aprendizaje. Aquel mismo diciembre fui contratado por Gebta, considerado el mejor grupo europeo de agencias de viajes especializada en Business Travel. A raíz de esto, puede adquirir también mucha experiencia. Estuve tres años, pero al cuarto pensé que era muy difícil aglutinar en un solo grupo tantos intereses. Y decidí cambiar.

¿Y qué pasó?

Se me ocurrió un proyecto para NH, buscando llenar un agujero que entonces no existía: los viajes con contenido, para poder desarrollar un tipo de actividades que pudieran interesar al cliente. Pero pronto quise establecerme por mi mismo.

Y de aquí surge tu propia agencia de viajes "APASEO".

Empezamos en marzo del 2003. Por suerte, no tuvimos muchos clientes al principio y pudimos ir progresando poco a poco. De acuerdo, yo tenía mucha experiencia: conocía los países, conocía los corresponsales y las agencias de viajes con las que había contactado. Pero faltaba que todo este engranaje empezase a funcionar.   

Todos los principios son duros.

Sí, pero el segundo año ya nos fue muy bien. Con el tercero pasamos el primer túnel negro, pero el mero hecho de no perder dinero me animaba a seguir adelante. Después de todo, sólo estaba yo. Y a partir de aquí ya empezó la consolidación y, también, la incorporación de nuevos socios como Carlos Heredia y Lorenzo Marín. Ambos tienen un 20% de participación y yo el resto.

Y habrá más colaboradores, claro.

El último pendiente en incorporarse a la sociedad es Sergio Durany, de Natura. También está Daniel Dietz desarrollando Ruralpleasures, Héctor Vidosa, con El Túnel del Tiempo, Hilario Martín con el producto Conócete a ti mismo

¿Y lo de los viajes en familia?

Fue en un viaje en África, el pasado año. Padres e hijos. La paternidad me ha dado ciertas perspectivas con las que antes no contaba y pienso que los viajes no sólo deben ser para los amigos, las parejas y los ejecutivos, sino también para las familias. Así que estuvimos conviviendo con los Massai y fue una gran experiencia. Creo que es difícilmente repetible la conexión que se establece entre padres e hijos en experiencias de este tipo.

Con Internet y los low costs, las agencias han tenido que hacer un replantemiento total.

Sí, pero el problema no es tan grave como lo han querido ver algunos. En mi caso, entré en este mundo cuando el tema ya no era nuevo. Sí es cierto que las grandes agencias deben cambiar sus planteamientos porque la contratación de los viajes tradicionales está desapareciendo, ahora hay otros parámetros. Pero yo continúo pensando que si tienes un producto atractivo, por muchos monopolios, recortes de comisiones o impedimentos que pueda haber, el cliente acabará encontrándote.

¿Por qué motivos un cliente os puede definir como "especiales"?
 
Creo que no es tan fácil encontrar en el mercado un proveedor que tenga ocupadas las necesidades de un cliente digamos "corporativo" con un tipo de destinos que no sean demasiado habituales. Por poner algunos ejemplos, nosotros proponemos hacer un training en el Tibet para ejecutivos, seguir la ruta de Alejandro Magno hacia Oriente o recorrer los escenarios de la primera Guerra Púnica.

Es vuestro cliente, pues el distinto.
 
Pretendemos "sacudir" al cliente, que se implique de un modo más personal en lo que sean sus vacaciones, su trabajo o su tiempo de ocio. Y buscamos algo más. Otro tipo de conexión.

Deduzco que este tipo de implicación no sólo es personal, sino también colectiva.

Creemos que con nuestros viajes podemos posibilitar la mejora de las condiciones de vida de mucha gente de los destinos que tenemos programados. Por ello queremos que los viajeros no sólo sean visitantes, sino también protagonistas. Nuestro proyecto más inmediato es que nuestros clientes puedan hacer una lista de prioridades digamos "sociales" de las necesidades más urgentes de los países que visitan y nosotros podamos, después de consensuarlo, destinar parte de nuestros recursos.

Así, ¿sin más?

No. Se trata de devolver aquello que ya nos han dado.

 

David Hidalgo (Barcelona, 1968) iba para periodista pero poco antes de iniciar sus estudios y a raíz de una conversación familiar, se decantó por el turismo. Para él, este fue el primer paso de un largo recorrido que le ha llevado a patearse medio mundo, conocer muy intensamente el terreno en el que trabaja, y lo mejor: disfrutar extraordinariamente con ello. <b>Apaseo</b> es su gran viaje.

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