En la sede de Ship2B, la aceleradora de proyectos con impacto social, nos reunimos hoy con Rafa Ferrer, fundador de Neki, que opera desde Zaragoza y que ya ha llevado sus soluciones de localización GPS a Italia y Portugal.
Usted comenzó su andadura emprendedora con una pulsera Bluetooth que evitaba que los niños pequeños pudieran extraviarse.
Soy ingeniero informático por la Universidad de Zaragoza. Mis padres han sido maestros de primaria toda su vida y siempre me habían hablado de lo problemático que es que se te pierda un niño en una excursión o por la calle. Así que en tercero de carrera, cuando vinieron del programa Talentum a ofrecer unas becas de Telefónica, me hice becario de mi propia idea y desarrollé esas pulseras.
Me asesoré muy bien, tanto en Talentum como en la Universidad de Zaragoza. Incluso con un abogado estudiamos si el proyecto era factible o si había que crear alguna patente. Lo llevamos a cabo y sacamos el primer producto al mercado.
¿Cuándo fue eso?
En febrero de 2015. Fundé la empresa en 2014. Pero el proyecto no cuajó en sus inicios.
En las historias de los grandes emprendedores siempre se encuentra algún fracaso.
He tenido diversos, la verdad. Pero no he desistido. Intentamos vender las pulseras a las escuelas. Pero no fue bien. En cambio, detectamos a muchos padres que nos decían que podrían estar interesados en el producto a nivel doméstico.
Así pues, lanzamos un reloj con GPS para niños pequeños, que podrían supervisar los padres. Ahí encontramos una mejor aceptación. Incluso mediática. Gracias a eso también aprendimos que algunos de los padres que nos compraban nos hablaban de sus mayores. La gente de edad avanzada se extravía a veces.
Es un gran problema para las familias, ciertamente.
Nos decían que si el abuelo o la abuela se perdían, había que acudir a la policía y pasar muchas horas sufriendo hasta dar con ellos. También pasaba algo parecido con personas mayores que viven solas y que se caen o que tienen un accidente en casa. Muchos adultos nos dicen que sus padres, mayores ya, se han pasado hasta seis horas en el suelo sin recibir auxilio.
Muchos adultos nos dicen que sus padres, mayores ya, se han pasado hasta seis horas en el suelo sin recibir auxilio.
Así que los propios clientes les iban dando la idea del siguiente producto.
Eso es. Nosotros siempre estamos pidiendo feedback y consejo a nuestros clientes, para saber qué podemos hacer para ayudarlos mejor. Vimos que esas problemáticas eran bastante comunes.
Nosotros siempre estamos pidiendo feedback y consejo a nuestros clientes, para saber qué podemos hacer para ayudarlos mejor.
¿Siempre han operado desde Zaragoza?
En los inicios, de hecho, pasé seis meses en una aceleradora en Madrid. Pero, llegado el momento, vi que todo lo que hacíamos allí se podía hacer igualmente bien en Zaragoza, con la ventaja de que allí tengo a mi familia y a mis amistades. Y allí nos hemos quedado. Pero como somos una empresa muy digital, podemos estar en muchos lugares a la vez. Estamos ya en varios países.
¿Cuándo diría que comenzó a creer en la viabilidad de su proyecto?
Recuerdo que en cierto momento me fui a Berlín a pasar un par de meses y a reflexionar. Quería decidir qué hacíamos con el proyecto y cómo lo orientaríamos. De esa experiencia surgió el modelo de negocio dedicado a la tercera edad. Lanzamos una línea dedicada a las personas mayores y ya comenzamos a crecer bastante.
Vimos que la problemática era real y global. Muchas personas tienen a familiares mayores que padecen un problema de degeneración cognitiva o un inicio de Alzheimer. Son frecuentes las desorientaciones en la calle, los extravíos en lugares cercanos o las caídas domésticas. A veces hay personas mayores que van a comprar el pan y, de repente, ya no se acuerdan de cómo volver a su casa. Había algo de valor que podíamos aportar: saber localizar a una persona para evitar que se perdiera. O crear zonas de seguridad, que nos permitieran alertar preventivamente a la familia, si la persona mayor las transitaba.
A veces hay personas mayores que van a comprar el pan y, de repente, ya no se acuerdan de cómo volver a su casa. Había algo de valor que podíamos aportar.
A esas alturas, ¿contaba ya con un equipo a su alrededor?
Tuve un mentor de negocios. Nos entendíamos muy bien desde el principio, y no sé si le tiré la caña yo a él o él a mí. Decidimos cofundar la empresa. Mis socios actualmente son Nacho y Raúl. Uno es el CEO y el otro es el técnico. Desde entonces seguimos juntos y felices.
Y comenzaron a buscar a inversores que les ayudaran a crecer.
Eso es. Cuando creamos los relojes crecimos. Pero cuando descubrimos que no todo el mundo quería un reloj, tuvimos que desarrollar otros modelos para colgantes, cinturones, monederos, bastones y otros accesorios que son habituales entre la tercera edad. Fue allí donde lanzamos una segunda ronda de inversión. La última que hicimos ya fue con Ship2B, un fondo que tiene una orientación clara por el impacto social. Nosotros lo tenemos, así que nos entendimos perfectamente con ellos.
Cuando descubrimos que no todo el mundo quería un reloj, desarrollamos modelos para colgantes, cinturones, monederos, bastones y otros accesorios que son habituales entre la tercera edad.
El de ustedes es un tipo de servicio que todavía no ha explotado socialmente como debería, ¿no cree?
Es cierto. Y es algo que hasta cierto punto nos frustra. Ahora no hay ningún líder o referente que se haya metido en el ámbito de la protección de los mayores. Y, sin embargo, todas las semanas los periódicos nos informan de personas mayores que se nos pierden. Incluso a veces no se llega a tiempo. Saber que tenemos la tecnología necesaria para evitar estas situaciones y ver cómo siguen sucediendo me genera frustración.
Así pues, todo lo que sea difundir y dar a conocer que estas soluciones están disponibles en el mercado y a precio asequible es muy importante.
Saber que tenemos la tecnología necesaria para evitar estas situaciones y ver cómo siguen sucediendo me genera frustración.
Si el sistema público de salud tomara ciertas decisiones, tal vez ustedes recibirían un espaldarazo definitivo.
Esperemos que así sea. A veces ha habido ayudas orientadas a adoptar el famoso botón rojo, que es simplemente un sistema de aviso. Creo que nuestro sistema va a ser el sucesor de esas tecnologías más tradicionales, porque te permite hablar con otras personas a través del dispositivo y pedir socorro, o localizar a personas dentro o fuera de casa, o ver el recorrido realizado, etcétera. Aportamos más valor. Si el sector público ayudara a dar a conocer este tipo de soluciones, o a repartirlo, sería una buena noticia.
¿Aún es tan difícil para la gente mayor adoptar tecnología?
Creo que en 5 o 10 años, el teléfono móvil podría ser un buen sustituto de Neki, pero seguimos detectando una pequeña barrera en cuanto a la aceptación de la tecnología por parte de las personas mayores. Todavía las hay que le temen al teléfono móvil, porque no saben cómo utilizarlo del todo.
A veces nos hemos encontrado con casos en que los familiares intentan proporcionarle un teléfono móvil con una app de geolocalización a la persona mayor. Pero ésta se olvida de cargar el aparato o lo descuida en algún lugar. Nosotros, sin embargo, tenemos unos dispositivos muy discretos, que se llevan encima y que no se suelen olvidar. Tienen más aceptación.
¿Ustedes mismos diseñan el producto?
Somos diversos ingenieros en la compañía y nos complementamos bastante bien. Siempre construimos las soluciones en base a lo que nos dicen los clientes. Muchas veces las empresas fabrican lo que creen que los clientes quieren, pero no les preguntan lo que realmente necesitan.
Nosotros siempre pedimos feedback. Incluso organizamos eventos anuales para saber qué necesitan y en qué podemos mejorar.
Si no disponen de tiendas propias, ¿cómo venden sus soluciones? ¿De qué forma llegan al cliente?
Aunque nuestro usuario es la persona mayor, el cliente que realmente paga el servicio es el hijo o la hija. Así que, para llegar a ellos hacemos campañas de marketing digital, especialmente en Facebook y Google. Así la gente nos conoce.
Además de eso tenemos mucho contacto con las asociaciones del Alzheimer, que son lugares donde la gente va a informarse cuando ve que sus mayores comienzan a desarrollar síntomas. Y últimamente trabajamos mucho con empresas de teleasistencia y seguridad. Al igual que ofrecen un botón del pánico, nuestro servicio les es muy complementario.
Además, sus dispositivos permiten interlocución humana.
Sí. Son accesorios que están muy bien disimulados y que, además de mostrar la localización de una persona, disponen de un botón de socorro, de un micrófono y de un altavoz. Así pues, uno puede llamar a la persona mayor y ver como se encuentra. O si la persona se encuentra mal, puede llamar ella misma a su familia.
¿Se han planteado llevar sus soluciones a otros nichos distintos, aparte de la tercera edad?
Nos lo preguntan a menudo. Nuestra tecnología ya está desarrollada y es eficaz. Y lo cierto es que hay otros nichos como las mascotas, los niños pequeños, los vehículos o la discapacidad que podrían acogerla. Pero por ahora hemos decidido hiperespecializarnos en tercera edad. Hemos desarrollado productos que la gente mayor acepta y lleva con normalidad.
Por ponerle un ejemplo, somos sensibles a detalles tan pequeños como que si un abuelo no entiende el formato horario de 24 horas, le preparamos la versión de 12 horas. O también versiones analógicas, o sumergibles, para que quien quiera se pueda duchar con el aparato puesto.
Podríamos llevar nuestra tecnología a los nichos de las mascotas, los niños pequeños, los vehículos o la discapacidad. Pero, por ahora, hemos decidido hiperespecializarnos en tercera edad.
¿Tienen previsión de mantenerse en Zaragoza?
Actualmente tenemos a todo el equipo teletrabajando. Somos muy digitales y no tenemos ningún problema con el trabajo en remoto. Tenemos a un diseñador en Andalucía y a gente que está en Portugal o Italia, donde hemos comenzado a internacionalizarnos. Así que podemos seguir con la sede en Zaragoza.