Javier Fondevila

Cofundador de Holded

Self service

“Las startups ágiles adelantan a las corporaciones que matan la innovación”


Holded disrumpe el maduro mercado de las ERP con una solución al alcance de pequeñas empresas

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Hoy visitamos a Javi Fondevila, cofundador de Holded. Su negocio funciona desde 2016, pero no es el primero que crea, a pesar de su juventud. Le preguntamos por su historia.

Usted fue empresario precoz.

Estudié hasta cuarto de Derecho. Dejé los estudios para montar una empresa de moda. Me dediqué a ella casi ocho años y creció hasta tener 100 empleados y 14 tiendas por toda España. Pero la terminé cerrando. Así que pasé por todo el ciclo del empresario y aprendí muchas cosas. Una de ellas, que no encontraba un software de gestión que me resultara satisfactorio.

Y ahí montó su negocio actual.

Queríamos reinventar el ERP, que es un concepto existente desde hacía muchos años pero que solo funcionaba bien para las grandes corporaciones, porque es muy complejo de desplegar. Con el tiempo aparecieron otras firmas que también diseñaban ERP para empresas de tamaño medio, pero sus productos no eran muy atractivos y costaba mucho dinero implementarlos. Todo eso no había cambiado a lo largo de los años. Y tampoco existía ERP para PYMEs. Por eso quisimos revolucionar la idea: diseñar un ERP para empresas pequeñitas.

¿Cómo conoció a Bernat Ripoll, su socio?

Pues a través de Facebook. No nos conocíamos antes. Él es programador y había desarrollado Holded para gestionar su propio negocio. Entre sus conocimientos y los míos, nos entendimos bien y decidimos poner en marcha el negocio. Arrancamos en 2016.

Ya que usted conoce la industria de la moda, ¿diría que su producto actual es un prêt-à-porter o un traje a medida?

Es un producto determinado por el tipo de cliente al que se dirige. Eso es lo que marca el precio, el canal y los servicios. Ninguna empresa lo había hecho antes, porque requería cambiarlo todo en el modelo de negocio del ERP: el producto, la distribución, la implementación… Nosotros hicimos un producto self service que el propio usuario puede implementar, personalizar y adecuar igual que lo haría con su perfil de Facebook o su teléfono móvil. El propio usuario se va educando en el uso.

Lo que también hicimos fue invertir mucho en el diseño y la usabilidad. Queríamos que fuera un sistema muy intuitivo en el que el usuario pudiera desarrollarse normalmente, casi sin quererlo.

¿Cómo ha sido el crecimiento de Holded en estos cuatro años?

En una startup solo miras lo que tienes por delante. Es difícil querer ver aquello por lo que has pasado. Si tu empresa factura 1.000 euros al mes, es relativamente sencillo crecer, pero cuanto más creces, más difícil se pone el siguiente tramo. La pared se ve cada vez más vertical, aunque también tengas más recursos, seas más maduro como empresario y estés más consolidado como negocio.

En una startup solo miras lo que tienes por delante. Es difícil querer ver aquello por lo que has pasado

El reto del crecimiento es diferente en cada momento. Pero nosotros hemos sido ambiciosos y creo que hemos hecho bien las cosas, así que hemos ido saliendo adelante. No hemos pasado por ninguna situación especialmente complicada o por retos más allá de los previstos.

¿Y cómo han ido superando sus rondas de inversión?

Recuerdo que la primera fue, con diferencia, la más complicada de todas. Éramos solo dos chavales desconocidos, de 25 años, que íbamos a los inversores a pedirles dinero para crear un ERP nuevo. La verdad es que no veían nada claro lo que queríamos hacer. Afortunadamente, nos encontramos con el inversor adecuado, que entendió el espacio al que queríamos dirigirnos y la tecnología necesaria. Un inversor más tradicional e industrial hubiera sido más difícil de convencer.

Nuestra primera ronda de inversión fue, con diferencia, la más difícil de todas: éramos dos chavales desconocidos que queríamos reinventar el ERP

Más adelante, como resultado de hacer bien las cosas, generamos buenos resultados, nos labramos una buena imagen y obtuvimos cierta popularidad. Así atrajimos la atención de nuevos inversores que nos ayudaron a crecer.

Hablemos del largo plazo. ¿Por dónde pasa su estrategia?

Creo que mirar a largo plazo es algo muy complejo. Es más, el motivo número 1 por el que las startups pueden disrumpir y adelantar a grandes corporaciones es porque estas, cuando llegan a cierto tamaño, comienzan a mirar a tan largo plazo que matan la innovación. Creo que hay que ser más ágiles.

El motivo número 1 por el que las startups pueden disrumpir y adelantar a grandes corporaciones es porque estas, cuando llegan a cierto tamaño, comienzan a mirar a tan largo plazo que matan la innovación. Creo que hay que ser más ágiles

Tener planes a largo plazo es importante, pero la dinámica y la mentalidad de la organización debe permitir la flexibilidad, porque las cosas cambian cada año: las regulaciones, los competidores, los entornos sociales, el mercado, las circunstancias… ¿Alguien se había imaginado que pasaríamos por una pandemia?

Tener planes a largo plazo es importante, pero la dinámica y la mentalidad de la organización debe permitir la flexibilidad, porque las cosas cambian cada año: las regulaciones, los competidores, los entornos sociales, el mercado, las circunstancias… ¿Alguien se había imaginado que pasaríamos por una pandemia?

La verdad es que no.

A día de hoy nosotros tenemos muchas ideas claras, pero estamos abiertos a cambiarlas. Si no lo hacemos así nos convertiremos en una de esas empresas que dejan de creer que algo vale la pena y que son superadas por empresas como la nuestra.

¿Con qué equipo profesional cuenta? ¿Cómo es su gente?

Mayoritariamente somos un equipo orientado al producto. Fundamentalmente tenemos a ingenieros y a personal de soporte para hablar con el cliente.

Como le decía, todo va orientado a que el producto sea self service y que, el cliente, desde el que nos conoce por un anuncio, hasta el día en que (si llega) deba cerrar el negocio, pueda contar con nosotros. Queremos que esa experiencia sea individual, y que necesite de nosotros lo menos posible, porque eso nos permite ser más ágiles e innovadores.

Tenemos un producto self service que el propio usuario puede implementar, personalizar y adecuar igual que lo haría con su perfil de Facebook o su teléfono móvil. El propio usuario se va educando en el uso

En cuanto al equipo de soporte es para aquellos que necesitan una ayuda humana. Contamos, por ejemplo, con una academia online en la que lo explicamos todo: desde lo que es una factura hasta cómo se crea nuestro programa o, también, todas las preguntas que recibimos de nuestros clientes y que compartimos, con su correspondiente respuesta, para que cualquiera las encuentre las 24 horas del día. También contamos con unos bots que ayudan a guiar a los usuarios a navegar por toda esa esa información online. No contamos con un equipo de ventas.

El año 2020 ha sido muy distinto para todo el mundo. ¿Para su negocio también?

Pues no mucho, la verdad. No hemos visto un impacto positivo ni negativo relevante en nuestras cifras. Ni hemos tenido la mala suerte de quedar afectados por la pandemia, ni tampoco la buena suerte que ha tenido una empresa como Zoom.

Hemos tenido un año un poco mejor de lo esperado, sí, pero con tanta incertidumbre que ha sido difícil de gestionar. No sabíamos si nuestros clientes cerrarían o continuarían. Finalmente, hemos decidido ser flexibles y ágiles, e ir monitorizando la situación de manera regular.

Sus instalaciones, aquí en la parte de negocios del Port Vell de Barcelona, son muy agradables.

Nos trasladamos aquí hace dos años. Es una oficina que encontramos muy bonita, en la que estamos a gusto y que pensamos que nos ayuda a atraer el talento.

Hace 14 años entrevistamos a Pau García Milá, que tenía un futbolín y unos drones en su oficina. Las startup siguen intentando crear espacios agradables para sus empleados.

Creo que este ha sido un gran cambio propiciado por las startups. Han entendido que es necesario disfrutar en el trabajo. Es una idea imposible de imaginar unos años antes, donde parecía que cuanto menos disfrutaras, más trabajarías.

Siempre pensamos en el profesional autónomo: es una persona que tiene toda la libertad del mundo, pero que suele vivir peor que un empleado porque se compromete al máximo con su trabajo. Nosotros damos flexibilidad al equipo y le proporcionamos un entorno agradable para que se sientan animados y contentos, puedan romper la rutina e inspirarse. Obviamente, valoramos los resultados.

Pensamos que el autónomo es una persona que tiene toda la libertad del mundo, pero vive peor que un empleado

¿Usted y su socio tienen buena relación?

Las relaciones humanas son lo más complicado del mundo, ya sea entre managers, socios, empleados, etc. Pero para que funcionen, lo primero que hay que poner es la voluntad. Y nuestra relación no solo ha funcionado bien, sino que ha ido a mejor: al principio nos peleábamos por todo, pero hemos aprendido a pelearnos y a conocernos. El tiempo ha mejorado la relación y Bernat es la persona a la que más veces veo en la vida. Estoy muy contento.

¿Tiene tiempo libre?

Lo que antes le decía del autónomo. El que piensa que puede ser emprendedor para tener más vacaciones se equivoca. Por eso es necesario que lo que haces te guste. Si no es así, no lo vas a aguantar. A mi me encanta mi trabajo. Y si algún día tengo que desconectar, puedo darme una vuelta o hacer deporte. Pero esto no es para todo el mundo.

¿Piensa acabar Derecho algún día?

No me interesa mucho, la verdad. Creo que la universidad fue como un gimnasio que me ayudó a estimular el músculo del cerebro y a aprender a aprender. Pero una vez elegí mi camino, ya no la veo más que como una etapa. Agradezco mucho haber estudiado esos 4 años, porque obtuve muchas tablas que me fueron útiles. Aunque nunca se puede decir “nunca”…

Emprendedor vocacional y precoz, estudió la carrera de Derecho hasta el cuarto curso. Lo dejó para crear una empresa de moda que gestionó durante casi ocho años y que llevó a toda España gracias a tener 14 tiendas y 100 empleados. La cerró y aprendió mucho. Más tarde conoció a Bernat Ripoll a través de Facebook. No tenían mucho más en común que esa red social, pero se conocieron y se entendieron: el talento programador de uno y el talento empresarial del otro los llevó a aplicar la disrupción en un producto muy maduro pero, a la postre, muy rentable.

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