Joan Mas, aunque no luzca corbata y vista tejanos, es un hombre que ha sabido crear un grupo de negocios de proyección nacional e internacional. Su empresa, Mas i Mas, aglutina algunas de las salas de conciertos y locales de espectáculos más emblemáticos de Barcelona, tales como el Jamboree, La Cova del Drac y el Tarantos, todos ellos casa y cuna de artistas de renombre nacional e internacional. Un ejemplo de cómo convertir una pasión personal en negocio de referencia.
» Los trabajadores de una sala definen mucho la calidad del local y son pieza clave a la hora de fidelizar clientela. ”
” Mi empresa nunca había aceptado subvenciones, pero ahora es imposible crecer en el sector sin ellas”
“ La relación pública es determinante: cuidar al cliente, ofrecer precios competitivos en el producto de hostelería, y mucha simpatía.”
“ Llevamos a cabo un gran esfuerzo en gabinete de prensa, conseguir salir en los medios de comunicación, es lo que más nos aporta.”
Usted viene a engordar la nómina de empresarios atípicos de Feedback Today
No me considero que sea un empresario atípico por el simple hecho de dedicarme al negocio de la cultura y el espectáculo. El show business en América es un negocio importantísimo, y también lo es en las grandes capitales europeas. El mundo de la música y la promoción de conciertos mueve más dinero de lo que aparenta y es bastante más importante de lo que la gente cree.
Según datos de la Cámara de Comercio de Barcelona, la cultura aporta a la economía tanto como el sector téxtil, un 1,2% en términos de valor añadido bruto (VAB). Aún así, la cultura sigue siendo el patito feo para la Administración.
Existe una tendencia, que viene arraigada a los régimenes autoritarios del pasado, de querer dominar la cultura. Cuando se domina la cultura, se domina el país. Del Imperio Romano, recordamos su cultura. Los negocios que hicieron o no hicieron, o la política, es lo de menos. Esta teoría es aplicable a cualquier imperio. Cuando piensas en Hitler piensas en el legado cultural del nazismo, en su imagen e iconografía particular.
Usted comenzó a emprender hace ya 20 años y su crecimiento ha sido exponencial ¿Le ha sido difícil mantenerse en la palestra?
A lo largo de todos estos años no he parado. Calculo que en toda mi historia he programado más de 10.000 actuaciones, y he organizado giras de grupos por España, ya que también actuamos como productores.
¿Donde reside el éxito del Jamboree? Su local estrella, durante años cuna y trampolín de grandes nombres del jazz y la música negra.
Todos mis locales son estrellas en su modelo. Sin ir más lejos, uno de los menos reconocidos y que goza de mayor proyección es Los Tarantos, por donde han pasado desde Niña Pastori y Rosanna, hasta Compay Segundo y Diego el Cigala. Conseguimos traer a mucho público autóctono, y además es un local con mucho reclamo para el turista.
¿Tiene competencia en su mercado?
Tengo competencia, lo que pasa es que mis negocios quizá se han hecho más visibles gracias a la política que hemos llevado a cabo. Los míos son locales amparados bajo una marca apoyada por una historia y factores diferenciales. Hay muchas salas de concierto pero dedicadas a otros estilos, y luego, los grandes espacios que se dedican a programar artistas internacionales de peso. El jazz y el flamenco quedan sepultados por esta maquinaria. En el Jamboree y Los Tarantos montamos shows cada día, y hay un flujo de artistas y público continuo, esto nos desmarca.
¿Qué ha de hacer un local de espectáculos para fidelizar clientes?
Es esencial contar con una programación muy enfocada con el público objetivo y mantener un nivel de calidad en todas las programaciones. También es importante mantener una buena política de precios, coherente, en el precio de las entradas. Pero lo más determinante es la relación pública.
¿Cómo lo hacen?
Cuidando al cliente, ofreciendo precios competitivos en el producto de hostelería, y mucha simpatía. Los trabajadores de una sala definen mucho la calidad del local y son pieza clave a la hora de fidelizar clientela.
¿Invierte mucho en la comunicación?
Muchísimo, y es uno de los aspectos en los que siempre miramos de abaratar costes. Nos gastamos mucho dinero en publicidad…
¿No buscan alternativas publicitarias a las tradicionales?
Actuamos en todos los canales que podemos. En este sentido, la promoción vía e-mail es una buena herramienta, su coste es muy bajo y el grado de penetración del mensaje es elevado. El factor negativo es la saturación de correo e-mail. Llevamos a cabo un gran esfuerzo en gabinete de prensa, conseguir salir en los medios de comunicación, es lo que más nos aporta. Sin embargo, no dejamos de lado los canales y soportes tradicionales: anuncios en prensa directa, los flyers y pósters, etc.
¿Cree en la objetividad de las subvenciones en cultura?
Apuesto por abolir las subvenciones, y apuesto por leyes que faciliten la música en vivo. No leyes que subvencionen directamente a una persona en perjuicio de otra. Mi empresa nunca había aceptado subvenciones, pero ahora es imposible crecer en el sector sin ellas, porque todo el mundo las tiene. Desde mi posición como representante de ASSAC (Asociación de Salas de Concierto de Cataluña) abogo porque las subvenciones tengan un criterio claro y visible. Mi ideal es que el club que haga música en vivo pague menos impuestos, en contra de lo que sucede ahora, que paga más. Luego, hay músicas, no mayoritarias, como la clásica o el jazz que son imposibles de mantener sin subvenciones, y la administración se encuentra con un dilema. Y bueno el flamenco…
¿Sí?
Uno de los artes más importantes de España, que es el flamenco, surgió en las chabolas de los gitanos, y no estaba subvencionado. Sin respaldo económico crearon uno de los artes más potentes. El jazz en América no fue una música apoyada por el sistema, en cambio lo que se exporta ahora, es la música negra americana. Por su parte, España tiene un potencial musical brutal.
¿Pero existe inquietud de exportar?
España tiene una gran cantera musical exportable, no obstante, a ojos de los foráneos, sólo hay sitio para el flamenco o fenómenos como Julio Iglesias. Pero es que la música es más importante de lo que simple vista parece.
Lo es, es uno de los mayores vehículos para producir emociones.
No puedes entender un telenoticias sin su sintonía, ni puedes entender una película sin su banda sonora. No se puede entender un mitin político sin el himno del partido. Multitud de productos quedan desnudos sin música. Hay que musicar nuestro trabajo, nuestra vida.
¿Qué idea e intención persigue el Mas i Mas Festival en su tercera edición?
El objetivo es muy claro: dar una oferta de actuaciones de calidad a la ciudad de Barcelona en el mes de agosto, cuando no hay programación. Una oferta de conciertos de flamenco, jazz y blues. Es también la excusa para presenciar actuaciones en grandes teatros. Actuaciones que durante el año no se pueden ver en la ciudad condal, con nombres de primera fila tales como Diego Amador, Compay Segundo, Ibrahim Ferrer…
¿Qué proyectos tiene para el futuro?
Muchos, pero no los puedo decir
¿Por qué? ¿Para que no se gafen?
El más inmediato es llevar a buen puerto el Mas i Mas Festival y en la edición del año que viene poder hacerlo crecer. Otro proyecto que tengo en mente es abrir una sala de música latina y mestiza, ya que cada vez hay más oferta por parte de conjuntos musicales y demanda por parte de público.
Licenciado en Biología y amante de la música clásica y el jazz, estudió piano en el conservatorio y se ganó la vida hasta los 27 años tocando en cruceros, bodas y bautizos. Junto con sus dos hermanas decidió montar, en la zona alta de Barcelona, el Mas i Mas Bar, que se convirtió en un local de ocio de referencia -lo sigue siendo-, además de constituirse como la primera aventura empresarial de Mas.
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